El viernes pasado charlaba con mi abuela sobre sus viajes. Creo que os conté que durante veinte años aproximadamente estuvo volando de aquí para allá, a dos viajes por año creo recordar. En el momento en que nos encontrábamos hablando sobre su visita a Canadá y EEUU, me di cuenta de algo curioso. Mencioné la excursión a las Cataratas del Niágara, me acordaba de que estando allí había subido a un helicóptero que las rodeaba desde el aire. Mientras me detallaba las maravillas del vuelo, le pregunté si no tuvo miedo o si se había sentido mareada en algún momento. Contestó que no, que le había parecido fascinante "y fíjate que el helicóptero era de esos que no tienen puertas", dijo. "La verdad es que es raro que no sintiera ningún miedo ni vértigo, es que ni lo pensé, pagué el ticket y me subí encantada. Y, no se si lo sabes, pero cada vez que tengo que bajar por unas escaleras mecánicas, a parte de que para pisar el escalón en movimiento necesito unos segundos, una vez ya estoy ahí, me da un vértigo terrible ese instante en que empieza a bajar y miro hacia abajo. Uy, es que intento mirar hacia los lados, porque de verdad que me da vértigo."
Esto fue lo que me hizo pensar. ¿Cómo es posible que teniendo vértigo en una escalera mecánica disfrutes de un rodeo en helicóptero?
Las personas somos de lo más raro. Hace meses que vengo pensando en este tema de los miedos. Puede parecer que no, pero solemos tener miedos, muchos, a cosas de las que ni siquiera nos hemos dado cuenta y a algunas otras que no reconocemos o que no nos permitimos ni pensar en ellas. Mi osteópata me dijo el septiembre pasado, mientras hablábamos de mi afición al yoga, que tenía que liberarme de mis miedos para poder disfrutar plenamente de la filosofía de vida que yo había elegido. Le pregunté que de qué estaba hablando, qué miedos podía tener yo. Obviamente, hacer esa pregunta ya fue un mecanismo de defensa, porque claro que sabía que tenía algunos miedos inconfesables. Bueno, inconfesables no, no hay nada inconfesable, lo que hay son cosas de las que elegimos no hablar. Pero gracias a esta conversación con él, me di cuenta de que tenía muchos más miedos de los que yo pensaba, miedos pequeños que me hacían estar menos tranquila de lo que deseaba.
Os puede parecer ridículo, pero uno de ellos era el miedo a que Teo se despertara de sus siestas mucho antes de lo que esperaba y entonces yo no tener ni media hora de descanso, desconexión o simplemente poder comer tranquila. Teo nunca ha dormido muy bien, a pesar de ser un niño bueno y tranquilo. Hasta los cinco o seis meses, se despertaba una vez sólo por la noche, tal vez dos, y de día llegué a conseguir que se durmiera él solito en su cuna. Pero de un día para otro todo eso cambió, si nunca ha dormido toda la noche seguida, ahora se despierta cuatro o cinco veces. Y aunque toma su siesta, la peor parte es dormirlo, sea para la siesta o ya para la noche, le cuesta muchísimo quedarse dormido, hablo de más de una hora, hora y media cada vez. Y así cada día. Resulta cansado. En el momento en que se queda dormido al fin, aprovecho para trabajar, comer, etc, pero reconocí entonces que ese rato que dormía, yo lo pasaba en tensión, a pesar de que creía que estaba tranquila, no lo estaba, porque tenía miedo de que se despertara cuando sólo llevaba durmiendo 15 minutos, o 25 minutos, o 35 minutos... Cuando se cumplía una hora de sueño, ya me sentía tranquila, creo que hasta oía mi propia voz diciéndome "a partir de ahora, si se despierta, no pasa nada". La maternidad es maravillosa, pero es un considerable viaje, y hay que pasar por muchos momentos y lugares delicados.
Así reconocí mis pequeños miedos. Y he estado trabajando sobre ellos estos meses. Sobre éste en particular que os cuento, simplemente le quité el peso que yo misma había cargado. Empecé a pensar "si se despierta, ¿qué le voy a hacer? Y bueno, quince minutos que he tenido para mi". Así desapareció el miedo, y la tensión que sentía durante ese ratito.
Respecto a la historia de mi abuela, tampoco puedo dejar de asombrarme frente al hecho de que tenemos miedos a ciertas cositas, pero sin embargo hacemos sin problema, si no nos lanzamos a algunas de mayor magnitud y de las que cabría sentir miedo de una manera mucho más lógica.
¿Qué cosas pequeñitas os dan miedo u os detienen? Tal vez no queráis contarlo y os sea más fácil revelar qué no os da ningún miedo y suele ser algo que a la mayoría si. Me encantaría oír vuestros comentarios. Besos!!
Last Friday was chatting with my granny about her travels. I guess I told you she was flying all over the world for twenty years, two trips a year I think. By the time we were talking about her visit to Canada and the USA, I noticed something curious. I mentioned the trip to Niagara Falls, I remembered that while there she had risen to a helicopter for a great air view around them. As she detailed the wonders of flight, I asked if she was not afraid or if she had felt dizzy at some point. Said no, that had seemed fascinating "and you know, the helicopter was one of those which don't have any doors," she said. "Actually, it's kind of weird I felt no fear or dizziness, I was not thinking, just paid the ticket and went up thrilled. And don't know if you know this but every time I have to go down an escalator, besides I need a few seconds to place my foot on the moving step, once I'm there, I get an awful dizziness just on that moment it goes down and I looked down. Oh, I try to look sideways because it really gives me the creeps."
This was what made me think. How is it possible that you can be scared on an escalator and enjoy a helicopter trip?
We people are the most rare. For months I've been thinking about this fears thing. It may seem we don't, but we often have fears, many, from things that we have not even noticed and from some that don't recognize or don't allow ourselves to think about. My osteopath told me last September, as we talked about my love of yoga, I had to let go of my fears to fully enjoy the philosophy of life that I had chosen. I asked him inmediately what he was talking about, what fears I might have. Obviously, asking that question was a defense mechanism, because of course I knew I had some unspeakable fear. Well, not unspeakable, there is nothing unspeakable, just things we choose not to speak of. But thanks to this conversation with him, I realized I had many more fears than I thought, small fears that made me less calm than I wanted.
Maybe you're going to think this is ridiculous, but one of them was the fear that Teo woke up from his naps sooner than I expected, so then I would not have even half an hour of rest, or just being in silence, or had the chance to have lunch. Teo has never slept well, despite being a good and quiet baby. Till he turned five or six months, he woke up only once at night, maybe twice, and I even came to get him to sleep in his crib by himself. But one day, all that changed, if he has never slept through the night now wakes up four or five times. And although he takes a nap, the worst part is get him to fall asleep, whether for naps or longer for the night, it's very difficult to him to fall asleep, I mean more than an hour, or hour and a half each time. And so every day. It is tired. By the time he falls asleep at last, I take to work, eat, etc. But then I recognized that while he slept, I was nervous, even though I thought I was quiet, I was not because I was afraid he could wake up when he had only been asleep for15 minutes or 25 minutes or 35 minutes... When an hour of sleep had gone by, I felt calm, I guess I even heard my own voice saying "from now on, if he wakes up, nothing happens." Motherhood is wonderful, but it is a significant trip, and you have to go through many times and places.
So I recognized my little fears. And I've been working on them these past months. On this particular one I'm telling you about, I simply removed the magnitude that I had put by myself. I started thinking "if he wakes up, what can I do? Well, fifteen minutes I had for myself." So fear disappeared, and so the jitters I felt during that short time.
Regarding the story of my granny, I can't help but being astonished at the fact we have fears of certain little things, but we through ourselves to some huge things with no problem at all, some we should be scared of in a way much more logical.
What little things scare you or stop you? Maybe you don't feel confortable by telling here and easier to reveal the ones don't scare you at all and they're usually things most people do. Would love to hear your comments. xoxo
Foto/Top photo via Anna Sophie Berger.
Fabuloso post!
ResponderEliminarQué importante es hablar de los miedos, vivimos rodeados de ellos y, como tú bien dices, son muchos y diferentes. Aceptarlos es el primer paso para combatirlos y entenderlos, mejor dicho, entendernos. Esconderlos en un rincón, los haría crecer y éstos atraerían otros nuevos.
Es algo en lo que he pensado mucho de un tiempo a esta parte. Y analizando nuestra época, esto es lo que pienso sobre algunos miedos: Vivimos en un planeta maravilloso, pero que no goza de un buen estado de salud, y todo ello repercute en los seres vivos que lo habitamos, por lo que la aparición de nuevas enfermedades y es una consecuencia inevitable. Todo ello crea desequilibrio y desasosiego (lo que me recuerda al libro "El Desasosiego" de Fernando Pessoa) Así, creo que lo que más está de actualidad son las enfermedades mentales, es decir, las pequeñas psicósis, las cuales se han convertido en enfermedades modernas, sabemos de dónde vienen: el exceso de una "mala" información es contraproducente... vivir insatisfechos en el presente al estar obsesionandos en construir el futuro, el vacío que provoca el confort desmesurado, y un largo etc. Esto, por un lado, pero además, nos invade la inseguridad sobre las consecuencias de las energías tóxicas en la degeneración de la salud humana. Muchos, conscientes del caos medioambiental en el que estamos inmersos, intentamos recuperar los valores perdidos y alejarnos de lo que nos "contamina" con una alimentación de calidad (si es biológica, mejor) y una vida en contacto con la naturaleza, es decir, valores ecologistas que nos llevan a un consumo "limpio" y "controlado". Mi conclusión sería que para no vivir con el pánico a cuestas y la preocupación constante, quizás, lo mejor, es aprender a relativizar, creando mundos paralelos, cargados de nuestras fantasías e ilusiones para ser más felices,y en lugar de vivir preocupados, mejor es estar ocupados, saber que nuestro grano de arena cuenta, aunque parezca insignificante, porque sí, tener una mentalidad ecologista ayuda a avanzar.
Pero cada vez estoy más segura de que hay algo que ayuda a sanar en general: la energía positiva. Enviar y procurarnos el máximo de buenas vibraciones hará que nos sean devueltas y que la regeneración sea una realidad. Al fin y al cabo todo es energía, vamos a transformarla en positiva.