31 de mayo de 2013

Dosis de summer

Cuando escucho la palabra summer (verano en inglés), en mi imaginación siempre aparece un helado. No es que sea devoradora de helados pero son bonitos y suaves. Y s u m m e r  suena bonito, y suave, y fresco, a brisa, a humedad, a olor de sandía. No suena igual summer que verano. No.

Dicen que este año vamos a disfrutar de poco verano, que será una temporada estival atípica y que calor, calor, no hará mucho y que los días cálidos y la brisa del mar, tardarán un poco más en llegar.

Vaya.

Se me ha ocurrido que para atrapar el verano entre mis sentidos, aunque se haga de rogar, voy a buscar una imagen especial cada semana, una que evoque los mejores de mi vida, que me haga recordar y experimentar la delicadeza y el entusiasmo que sólo el calor, el agua salada, los días largos y las noches cortas de verano saben transmitir. Y, claro, la voy a compartir aquí para quien quiera sumarse a este instante de placer transparente.

Para estrenar esta sección... agua fresquita.





Feliz fin de semana.
P.D: Un post relacionado: piscinas públicas y privadas para soñar!



(Imagen de fuente desconocida via Amanda)


30 de mayo de 2013

Aquí los únicos que sueñan son los angelitos esos


Vale, Teo es un ángel. Eso dicen todos. Es generoso, dulce, gracioso, ocurrente, cariñoso, paciente, independiente y, según mi madre, el único niño del mundo que come arroz hervido con zanahoria hervida sin rechistar tras pasar dos días con vómitos. Esto me hace recordar el único libro que leí durante el embarazo, El Secreto de tener bebés tranquilos y felices- que compré porque tras leer el título oí una voz en mi cabeza que respondía "sí, por favor"- donde la autora, experta comadrona y la Supernanny original, catalogaba a los bebés en varios tipos, entre ellos el bebé susceptible, el tranquilo y el angelito. Mi cuñada decía "Teo es el angelito, estoy segura: angelito". Yo quería creer que sí pero tampoco conocía más bebés, ni susceptibles, ni demonietes, ni ningún otro, así que suponía que llevaban razón, aunque el reflejo que me devolvía el espejo cada mañana indicara lo contrario.

Ahora con dos años creo que sí puedo asegurar que es el angelito del que apuntaba maneras desde tan bebé, como decía en la primera línea. 

PERO...

29 de mayo de 2013

¡Hola Madresfera!


No se si habréis notado ese icono nuevo que luce en la columna de la derecha. Desde la semana pasada pertenezco a la plataforma Madresfera, donde se reúnen (palabras de ellos, no es que me crea tan chachi) los mejores blogs en castellano de padres y madres. Si no lo conocéis y estáis en esta aventura de ser padres, seguro que os merece la pena pasar por allí porque es probable que encontréis más de un blog acorde con vuestras ideas y sentido común en cuanto a crianza y educación, y sea de mucha ayuda.

Ayer, para mi suerte, escribieron la segunda parte de un post en el que presentaron a todos los blogs que nos hemos unido últimamente. Yay! ¿Creéis que gustará el mío y lo conocerán aún más mamis a las que les guste pasarse por aquí y vernos a Teo y a mi haciendo cosas de cartón y leer mis reflexiones súper-mega-profundas? Ay, ojalá! Me encanta que esta comunidad bloguetosa sea cada vez más grande. Es como tener un grupo de amigos muy afines que crece sin cesar. Muy reconfortante.

Not just a mum: Un documental sobre la vida amorosa de su propia madre


Anoche vi el trailer del nuevo documental de Sarah Polley, Stories We Tell (Historias que contamos), en el que la directora entrevista a sus familiares y amigos más cercanos a cerca del romance de su difunta madre. Sarah podría no ser la verdadera hija de su padre, y en este documental muestra cómo la verdad depende de quién cuenta la historia.

Me encantaría verlo cuanto antes. Me fascinan la psicología y el comportamiento humano, cómo sobre la misma cuestión podemos tener opiniones tan distintas y visiones tan dispares. Y no es por otra cosa que por lo diferentes que somos unos de otros, pienso que nuestras mentes nunca podrán asimilar algo de la misma manera que lo hace la de nuestra pareja, nuestro hijo o nuestro vecino, porque siempre, siempre, siempre, seremos distintos. Me parece que la mayoría de las veces que se da lugar una discusión, no es por fastidiar o porque éste o aquel es un idiota, un provocador o un antipático, sino porque, simplemente, su mente y la nuestra no están en la misma línea de pensamiento. Por tanto, no nos podremos entender al 100%, aunque nos esforcemos. Igual que dos líneas paralelas nunca se encuentran.

Éste es el trailer del documental.



P.D. Por cierto, el viernes pasado Juan y yo vimos el documental que ganó el Oscar este año, Searching for Sugar Man. Cuenta la apasionante historia de un misterioso cantante sin éxito en EEUU que no supo durante más de 30 años que era más famoso y adorado que el propio Elvis Presley en otro país. Si tenéis la oportunidad de verlo, no lo dudéis, es fantástico y su música... bellísima.

(Foto del título via Cinema Scope.)

28 de mayo de 2013

La habitación de niños perfecta para una casa pequeña


Al mudarnos, vinimos a parar- como enseñé ayer- a un lugar maravilloso y a una casa con vistas igual de extraordinarias. En el último post que escribí para Magacín, contaba acerca de lo importante que se ha vuelto para mi, con los años, vivir con poco. Esto incluye vivir también "en poco". Una de las cosas que más me apetecían de este traslado, era volver a residir en un apartamento pequeño. Creo de verdad que si habitas en el espacio justo y necesario, sin habitaciones de más ni recovecos que acaban llenos de trastos, la vida es mucho más sencilla y tienes más tiempo para disfrutar. Es bien sencillo: cuanto más pequeño, menos cosas caben, menos gastas; menos tardas en limpiar y ordenar, más rato tienes para disfrutar de lo que sí te gusta hacer. 

Esta casa consta de un salón con cocina integrada, una habitación, una despensa, un baño y una terraza. Ya está. Y es una casa muy cómoda, todas las estancias son amplias y luminosas, la bañera es de hidromasaje, un gran armario empotrado, las vistas son el cielo y el mar... Una delicia que no llega a 60 m2. Con esto quiero decir que por ser pequeño, un espacio no tiene porqué ser incómodo si tenemos la oportunidad de aprovecharlo bien con detalles que pueden hacer el día a día mucho más agradable.

Dormimos los tres en la misma habitación. La cuna de Teo queda junto a nuestra cama, aunque hay holgura para moverla más lejos incluso para poner un separación de algún tipo si quisiéramos, como un biombo o no se qué podría ser. A veces fantaseamos con la idea de vivir aquí, de que ésta fuera nuestra casa por largo tiempo y, aunque estamos felices con el espacio con el que contamos, Teo se hace mayor y dentro de nada debería tener su propia camita (si es que no debería estar durmiendo ya en una. Creo que nos está pasando como con la minicuna, que lo sacamos de ella cuando un buen día nos dimos cuenta de que tocaba cabeza y pies con el perímetro!).

Podríamos ganarle unos metros a la terraza en favor de tener dos habitaciones y seguiríamos teniendo un buen espacio al aire libre aún. Y sin duda, la mejor opción para ubicar a Teo sería ésta:


¿La cama en el hueco del armario empotrado? ¡Creo que ésta es la mejor idea que he visto en años! Podríamos dejar sólo la mitad del gran armario- pues tampoco nos hace falta más- y con la otra mitad hacer esto. Una cama alta es el sueño de cualquier niño, es como dormir en un fuerte o algo así. Yo siempre soñé con una. Y ésta que tiene una casita debajo (¡¡¡¡!!!!), escondite privado y propio, es ya la re-pa-no-cha! Francamente, si mi cuarto hubiera sido así: 1. Hubiera querido a mis padres mucho, mucho más todavía y 2. No me hubiera ido de casa hasta los 35. (Aún me quedarían dos años de disfrute -y a ellos de aguantarme, pobres-. Yiii!)

Aunque la de arriba es mi preferida, estas otras dos opciones como zona de juegos o para literas, también pintan genial. 



Me encanta el concepto. No se ni cuándo ni dónde, pero Teo va a acabar en una cama así. Y si no le gusta, ya la usaré yo.



(Encontrado via Handmade Charlotte. Foto del título aquí).

27 de mayo de 2013

Los semáforos de mi pueblo

No se hasta cuándo durará, ni hasta dónde se extienden en el tiempo normalmente los paraísos pero, por ahora, aquí es donde vivimos.







Sólo falta un detalle. 
Que los semáforos sean así:



(Foto del semáforo de fuente desconocida via Pinterest)


24 de mayo de 2013

Dejarse ayudar



Una mujer a la que quiero con todo mi corazón, ha estado pasando no muy buenos momentos últimamente.

Breves historias de un paréntesis: Diminuta, diminuta.


Diez dedos en línea recta sobre vetas irregulares. Eso veo. Eso miro. 
Un hilo de luz tiñe de azafrán todo lo que roza a su paso. Es lo que me despierta y, al fin, levanta mi mirada, alejándola del suelo y dirigiéndola hacia el mar. Sé que habita tras la cortina, lo escucho. ¿Se esconde él de mi o yo de él? Al tiempo que desdoblo mis rodillas, extiendo un brazo para acabar con mi refugio de un tirón, que lo lía en el techo. Ahí está, nocturno, plateado, en calma, queriendo susurrar en vez de rugir, que aún es temprano y todos duermen. 
Lo miro de frente con la humildad de quien se sabe inferior y, justo antes de darle los buenos días, advierto que no estamos solos: dos cenefas, una más violácea que la otra azul oscura, casi invisible a unos ojos que buscan desvelarse, tan inmensas que menguo. Aún más. Me convierto en un diminuto insecto que todo lo ve, no me creo mi fortuna, tanta suerte por ver pasar a mi lado a una pareja de cangrejos gigantes, negros como la roca que pisan; por palpar la espuma que empapa mi insignificante cuerpo con cierta brusquedad; por esas gaviotas mudas alternando entre las nubes que desde aquí abajo semejan revoltosos mosquitos...
Oh, he perdido la noción del tiempo, la marea sube, no se detiene, me alcanza... Una masa de agua inmensa está a punto de arrollarme, lo se, la veo aproximarse desde el horizonte con elegante velocidad. Visualizo mi futuro inmediato... 

Cierro lo ojos.
Relajo todos los músculos. 
 Asumo mi destino.



Como siempre, muchas gracias por leer y por vuestros comentarios de apoyo. Breves historias de un paréntesis es una nueva serie que comencé hace unas semanas, decidiéndome a compartir por fin algunas de las historias que escribo en mi cuaderno, y que narran momentos sencillos de este inciso geográfico que estamos viviendo durante unos meses. Podéis leer el resto de relatos cortos que he publicado aquí


(Fotos de una tarde habitual: las olas rompiendo bruscamente contra el cada vez más pequeño y destrozado dique)

23 de mayo de 2013

7 rarezas de ser madre


Cuando te conviertes en madre, de repente...

Feliz cumpleaños, papá!


Como ya dije, Mayo está llenito de cumpleaños. No se si habréis notado que, además, todos tienen lugar... ¡dentro de la misma semana! Hoy es el de mi padre, el último en cumplir de los tres. Porque así es él, silencioso y tímido espera a que los demás pasen y disfruten primero, que ya luego habrá tiempo para lo suyo; y si no, pues tampoco pasa nada. Eso sí, sopla las velas en la misma semana pero con un horóscopo diferente al de mi madre y mi hermano, porque así es él, original, y sus pensamientos casi siempre son y serán distintos de los del resto. 

Feliz cumpleaños, papi. Te queremos mucho!


(Foto del día en que mis padres se casaron)

22 de mayo de 2013

Just a mum: Bendita tecnología



Aquí vengo con el post controvertido de la semana. El miércoles pasado preferí no opinar sobre lo de Angelina Jolie, pero hoy sí que voy a discursear, me temo, sobre las indudables ventajas que supone ser dueño de un Iphone cuando tienes un churumbel de entre uno y tres años.

20 de mayo de 2013

Feliz cumple (atrasado), Nando!


El mes de mayo es el absoluto mes de la bancarrota para mi. En 31 días se dan lugar los siguientes acontecimientos que afectan dramáticamente a mi bolsillo (pero que también disfruto como la que más), en este orden:

3. Cumpleaños de mi hermano
4. Cumpleaños de mi padre
5. Santo de mi hermano

No está nada mal. Y gracias a que mi abuelo, original donde los hubiera, cambió el santo de mi madre a otro día que se inventó para que no cayeran ambos días en el mismo mes, y así la niña tuviera los regalos mejor repartidos durante el año, que si no serían seis acontecimientos en vez de cinco. En casa no es que seamos de aplaudir fiestas religiosas, pero por lo visto todo lo que envuelve regalar, nos gusta y nos va bien celebrarlo con el que le toca!

Este sábado pasado fue el cumple de mi hermano. Siendo sábado y el día en que organizamos la fiesta para mi madre, no lo escribí aquí. Pero, aunque hayan pasado dos días, quiero felicitar otra vez y a través de estas líneas a mi único hermano, que vive lejos, lejos, lejos y que lo echamos de menos un montón. Feliz cumple, Nando!

16 de mayo de 2013

Feliz cumpleaños, mami!


Este sábado celebraremos una fiesta muy especial porque mi madre cumple 60 años. Hay quienes dicen que la edad no se dice (espero que no te importe, mami). Pero yo creo que sí, que es buena idea decirlo. Cumplir años significa que seguimos disfrutando de las delicias que nos regala la naturaleza y el amor de quienes nos quieren a diario. Eso es una suerte y es para celebrarlo y decirlo bien alto.

Te queremos mucho. Que disfrutes de un gran día!


(Foto de mi madre y mi hermano en el hospital, pocas horas antes de llegar la que escribe y poner el mundo de mi hermano patas arribas).

15 de mayo de 2013

Just a mum: La decisión de Angelina


Aún tengo los ojos húmedos. He terminado de leer la carta que Angelina Jolie publicó en el New York Times. Me quedo con cuando dice que "la vida viene con muchos desafíos" pero precisamente "a los que no debemos temer son aquellos que podemos asumir y de los que podemos tomar el control". 

Ahora mismo no se me ocurre un desafío más grande que saber que tienes un 87% de posibilidades de desarrollar una enfermedad que puede apartarte para siempre de tus hijos y a ellos de ti. Y un 50% de otra que es la misma que te apartó de tu propia madre. Supongo que con su confesión, serán muchos los que opinen en cuanto a si ha hecho mal o ha hecho bien, si es una cobarde o una valiente. Personalmente, no me atrevo a juzgar a una mujer que es capaz de someterse a una doble mastectomía, interminables horas de intervenciones de reconstrucción y a enfrentarse al dolor y al miedo que todo esto debe suponer. Digo "debe", porque es que no puedo imaginarme ni por un segundo por lo que ha tenido que pasar física y psicológicamente; ella o cualquier mujer anónima que lo haya hecho ya antes.

El pasado existe, parece que no se acuerda de nosotros, aunque nosotros sí nos acordamos de él. El presente es el día en que elegimos qué camino tomar, si éste o aquel, cada minuto, cada segundo. El futuro no sabemos cómo es de largo, tal vez sólo llegue hasta dentro de dos horas o hasta una madrugada oscura, dentro de cincuenta años. No soy capaz de decir nada de una madre que, por eliminar la única posibilidad que conoce que puede apartarla de sus hijos con toda seguridad, elimina también una parte de su propio cuerpo, precisamente la parte con la que alimentó y dio vida a tres de sus pequeños. 

Siendo mamá desde hace relativamente poco, considero un privilegio conocer las distintas experiencias que tantísimas mujeres atraviesan y afortunadamente comparten. Saber hasta dónde puede amar una madre me resulta sencillamente sobrecogedor. 

Photo credits: pink sugar photography

14 de mayo de 2013

A mami le molesta el sol


Una de las mayores ventajas de vivir en una isla de clima tropical son las infinitas horas de sol. Las temperaturas tan agradables nos permiten a Teo y a mi estar al aire libre todo lo que queramos. A veces nos pasamos fuera el día completo, y cuando no, si estamos de paseo o en la playa y llega la hora de subir a comer o a dormir la siesta, nos sentimos tentados de saltarnos todo y seguir jugando y disfrutando de esta milagrosa naturaleza. Desde largo tiempo fui defensora de que no es el lugar lo que te hace sentir mejor o peor; es una misma la que debe aprender a sentirse bien desde dentro, porque eso es lo que posibilita encontrarse bien en cualquier lugar. Pero, oye, todo hay que decirlo: vivir en lo que muchos conocen como paraíso ¡ayuda!

Como treintañera y madre a tiempo completo expuesta también a tiempo completo a las virtudes de Mr. Sun (como Teo y yo llamamos al sol- Lorenzo nunca me terminó de convencer...), he tenido que incorporar un par de detalles a mi rutina de cuidados cosméticos. Hace años que no salgo a la calle sin protección solar +50, incluso en invierno y especialmente desde el embarazo. Haber nacido en una isla afortunada también tiene sus desventajas, pues algunos estudios dicen que los canarios cogemos el sol que se debe tomar a lo largo de toda la vida en nuestros primeros diez años :O Creo que fue el día que leí esto cuando compré mi primer bote de 50+. Pero ahora no sólo debo aplicar crema en el rostro, sino también en el cuerpo, y es que a la semana de llegar aquí, vi el reflejo de mi espalda en el espejo de la puerta del armario, y no reconocí a esa mujer de tono caribeño! Más o menos así pero sin el cuerpazo ni la pose súper estilosa.

La otra cosa son las gafas de sol. Me gustan, pero nunca las he usado mucho, sólo algunas veces porque como complemento pueden quedar genial y las hay preciosas. Pero aquí se hacen im-pres-cin-di-bles. Mis favoritas siempre han sido las gafas redondas. Me refiero a redondas-redondas, como las que llevaba John Lennon, y no redondeadas.


Mis primeras gafas de sol me las regaló mi padre cuando tenía trece años y eran de montura de pasta, completamente circulares, de color marrón claro con cristales en marrón oscuro. Me encantaban. Y debe ser que no cambiamos tanto, porque he mantenido gustos en esto y en muchas más cosas. Encontrarlas en ópticas no es fácil- aunque es sólo para probármelas, que lo disfruto como una niña- pero dando una vuelta por la red, me he tropezado con unas cuantas muy bonitas en diferentes tamaños y originales monturas. Mis preferidas son éstas, éstas, y absolutamente éstas y éstas.

Nada más. Sólo por diversión.





Photo credits: John Lennon+ mujer con gorro negro fuente desconocida, via Pinterest/ Jonhy Deep y el resto de protagonistas de Charlie y la fábrica de chocolateMujeres en gafas de solMujer que mira hacia arriba/ Campaña Tom Ford SunglassesGatito.

10 de mayo de 2013

Breves historias de un paréntesis: Un trazo a lo lejos


Breves historias de un paréntesis es la serie que comencé la semana pasada, decidiéndome a compartir por fin algunas de las historias que escribo en mi cuaderno, y que narran momentos sencillos de este inciso geográfico que estamos viviendo durante unos meses. Éste es el segundo relato corto.

Ya está en el mar. Entra mientras amanece. Cada día, no falla nunca. Lo diviso desde lejos, es sólo una silueta oscura sobre un manto plateado y me pregunto si será la misma persona que vi ayer y que veré mañana. Siempre solo, mirando hacia el horizonte, aguarda sentado sobre su tabla a que aparezca la que ha venido a buscar. No parece importar si el azul lo recibe en calma o agitado, él no falta a la cita y la espera paciente.

De repente, curioseando su contorno, me asalta la duda: ¿será joven o mayor, tal vez un adolescente, quizás una mujer...? Miro hacia atrás, mis ojos buscan los prismáticos que mi abuelo usó, con los que mi padre descubrió y con los que ahora yo espío a diario pequeñas barcas y gaviotas. Los localizo y hago el amago de levantarme a por ellos. Un silencio. Me paro en seco. Vuelvo la cabeza hacia donde su trazo ondea arriba y abajo, y deshago mi movimiento lentamente, igualando el ritmo del suyo.

- Mejor así, sin conocernos.- me digo. Sólo uno de los dos sabe que el otro existe.


Mil gracias por leer y por vuestro apoyo. Si no visteis el de la semana pasada y os apetece, podéis hacerlo aquí.

P.D. La foto no es de un amanecer sino de un atardecer. Pero las nubes, el sol y el mar están igual de guapitos. 

9 de mayo de 2013

Buenas personas


Como siempre, las mejores cosas que hay en internet, aparecen en el blog de Shoko (además es una escritora excelente, a mi parecer, e increíblemente amable). Quisiera compartir uno de sus últimos hallazgos. Últimamente han circulado por Youtube una enorme cantidad de vídeos terribles y atemorizadores que han grabado las cámaras que reposan -inexplicablemente- en los salpicaderos de los coches de muchos rusos. Este vídeo, sin embargo, muestra exactamente lo contrario. Dedicad cinco minutos a verlo si podéis. Os va a alegrar el día, de verdad.


(Imagen via Climb to the sun)

8 de mayo de 2013

Más de cuatro palabras...

... son las que Teo dice ya!

Estamos pasando una etapa divertidísima, es que no calla, todo el rato hablando, chucu-chucu-chucu-chucu sin parar, esté jugando él solo, esté con nosotros o con más gente. Todo lo comenta, repite las palabras que no conoce, memoriza, las vuelve a decir... Esto, unido a esa vocecilla de gato y a que habla en "spanglish", es que nos partimos de risa.

Lo mejor de la semana, sin duda, ha sido esto:

Teo: Mama, peté pleaseeee.  (Mamá, peté por favooooor)
Carol: Honey, you mean "chupita" ? (Cariño, quieres decir "chupita"? --chupete para los que no hayan sido criados en las Islas Canarias).
Teo: Siiiiiiii.
Carol: Ok, then. But please say "chu-pi-ta". ( Vale, pero di chu-pi-ta)
Teo: "Pa-ta-ta".


7 de mayo de 2013

Los días malos serán los mejores


Me gusta mirar las fotos de los blogs de maternidad que sigo. Algunas de ellas consiguen hacerme sentir realmente bien, me ayudan a reafirmarme en lo excitante y maravilloso que es ser madre. Porque lo es.

Hay días como hoy que parecen insuperables, días en los que parece que no cabe ni una gotita más de alegría ni de bienestar en este cuerpecillo de mamá orgullosa de su chiquitito gracioso y saltarín. Un baño para dos en la piscina bajo el sol caliente de primavera, paseos llenos de descubrimientos, risas absurdas sin control sobre el edredón arrugado, besos espontáneos en la mejilla, abrazos que no son sólo a-brazos porque usa todo su cuerpo -brazos, piernas, pies, cabeza- para rodearme...

Pero luego hay otro días.

Días malos. No días "no tan buenos". Días malos. En los que la cabezonería o los llantos por cualquier cosa me hacen querer llorar a mi por cualquier cosa también. O incluso abandonar, dar media vuelta y de camino hacia la puerta de casa decir, sólo lo suficientemente alto para quien ande por ahí lo oiga ,"que lo haga otro. Yo me voy". Anoche conversaba con mi prima por whatsapp y en un momento dado le confesé que todas esas madres que, aparentemente, son súper felices y están permanentemente de buen humor y lo llevan todo genial me hacen sentir fatal porque si realmente se sienten así, una de dos: o tal vez yo no sirva para ser tan buena madre :( o ellas no son humanas :) Y de verdad creo que todos, madres y padres, intentamos disfrutar al máximo del hecho de serlo, estoy segura. Sin embargo, hay días simplemente malos.

Pero cuando tengo uno de estos días, en que echo de menos mi vida de la universidad, hablar con una amiga sin mirar el reloj, dibujar hasta la madrugada o dormir bajo las estrellas, peinarme y poder verme medio guapa (y limpia!) en el espejo a diario, leer un buen libro en un par de días en vez de en ocho meses o tener un rato sólo para no hacer nada, entonces me imagino a mí misma dentro de unos cuantos años, cuando mi hijo tenga su propia familia, su trabajo, su vida, y yo sea sólo 'momentos' en su día a día; o en su semana. Me veo anciana, paseando a solas por una playa, mientras el bebé de alguien pasa a mi lado tras una pelota, sucio de arena, con el pelo más claro por el sol del verano, balbuceando alegre y excitado. Entonces, se que añoraré estos días en que Teo era pequeño. Y que desearé poder dar cualquier cosa a cambio de volver atrás, aquí y ahora, incluso al día más duro de todos.

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3 de mayo de 2013

Breves historias de un paréntesis


El miércoles hizo un mes que llegamos a la isla. Durante este paréntesis geográfico, estoy incorporando nuevas rutinas a mis rutinas habituales. Algunos días, me levanto antes del amanecer, salgo de la habitación, me abrigo con un suéter bien grueso, cojo una manta del sofá. Así, salgo a la terraza y me siento a esperar a que el sol aparezca. Ver amanecer es un privilegio y poder hacerlo junto al mar- que es todo lo que veo desde nuestra terraza ahora- no se ni qué palabras usar para describirlo.
Mucho antes de escribir aquí en el blog, como unos veinte años antes o quizás más, ya escribía en mi cuaderno, uno que llevo siempre encima y que, durante estas dos décadas, ha sido de colores y formas diferentes. Supongo que siempre quise ser escritora, aunque ni siquiera me lo confesé a mí misma hasta hace pocos años. No suelo compartir mis historias a boli, sólo alguna con Juan, pero hoy lo voy a hacer, un pedacito de lo que observo durante estos amaneceres. He pensado que es tan bonito lo que veo, que me gustaría que pudiérais disfrutarlo aunque se un poquito quiénes leáis este blog.

Las algas sobre las rocas, sin mar que las cubra, parecen pequeños mamuts dormidos, reposando aún mientras los primeros rayos del sol los va desperezando.
Ahora veo que no son mamuts. Un pescador camina sobre ellos, los pisa y no se inmutan. El pescador va buscando lapas entre las rocas.
La marea está subiendo. El agua avanza decidida, cada vez más cerca de donde estoy observando. Y los mamuts se despiertan. El mar los acaricia, cubriéndolos por completo, y esas pequeñas masas verdes y esponjosas, aplastadas contra la roca hace un segundo, se transforman en melenas suaves de anuncio, que ondean en la transparencia con sensualidad, al ritmo del ir y venir de las olas que parecen- ahora ya bien iluminadas- querer acercarse hasta aquí para mojar mis pies a modo de buenos días.






(Las fotos las hice con el móvil porque no quería hacer ruido sacando la cámara del cajón, ni perderme un instante. Para otra historia, haré mejores fotos. Prometido.)

2 de mayo de 2013

Si los hombres vienen de Marte, las mujeres venimos del lugar que queda más lejos de Marte


Hace varios meses que vengo sintiéndome muy consciente de lo diferentes que somos hombres y mujeres. A diario me encuentro en situaciones que lo dejan más patente, y a ello se suman las historias que llegan a mis oídos y ojos a través de mis amigas mujeres, amigos hombres, series de televisión e internet. A Juan no le gusta que diga esto, que los dos géneros somos demasiado dispares y que no se cómo podemos hacer que una relación de pareja llegue sana y salva hasta viejitos sin matarnos antes por el camino o sin que uno de los dos muera anulada/o. Que por mucho que ames al otro, por muy tranquilo de espíritu que seas, aunque nunca discutas, seas realmente comprensivo y creas de veras que "hablando- y no gritando- se entiende la gente", aunque medites con las piernas hechas un nudo cada mañana y cada noche y admires cada centímetro del cerebro y el cuerpo de tu media mandarina, el esfuerzo que ambos hemos de hacer para que la aventura en la que nos embarcamos al conocer a nuestro amor "eterno" funcione y llegue a la meta, a veces creo que es demasiado pedir. Y a él le disgusta que lo diga, porque cree que nosotros sí podemos y no quiere pensar en lo contrario. Lo entiendo. Y mírame, no sólo no me detengo en seguir diciéndolo sino que lo escribo aquí, a los cuatro vientos. ¿Lo veis? Desiguales.

Tal vez este pensamiento no esté tan silenciosamente generalizado en las mentes de casi todos, pero sospecho que sí.  Siendo honesta, estar en pareja es maravilloso, la mayor parte de los detalles cotidianos se vuelven más interesantes si tienes la suerte de compartirlos con alguien que consideras especial; qué decir de los momentos espectaculares o de los más trágicos. Tener un hombro en el que llorar o unos brazos a los que saltar de alegría, no tiene parangón. Sin embargo, soy defensora de que estar sin pareja también puede ser fabuloso. Dicen que somos animales sociales, que el ser humano está concebido para estar en grupo. Puede ser, y será. Pero existen ocasiones que se disfrutan más estando solo, momentos en que no deseas conversación ni los ruidos de la compañía, instantes que necesitas vivirlos en soledad y aprender de ellos, retos que nadie más puede- ni debe- ayudarte a conseguir... Circunstancias que a veces se convierten en etapas completas de nuestra de vida. A mi me gusta estar sola, disfruto cada vez más y más del silencio y, bueno, supongo que coincido con la mayoría de las madres de niños pequeños: los momentos a solas se han convertido en un verdadero lujo.

Por lo que he podido ver, oír y experimentar, que hombres y mujeres nos entendamos y funcionemos como pareja pasa por trabajar hasta el infinito las capacidades de ponernos en el lugar del otro, la de callarnos a tiempo, la de tener mano izquierda y la de ceder. Y, sobre todo, recordar cuánto nos une. No suena mal del todo, pero el inconveniente es que, con frecuencia, suele ser el mismo o la misma el que pone mayor empeño y el que acaba asumiendo sacrificios continuamente. Este desequilibrio permite que uno se realice, entonces, más que el otro, y asumo que ocurre precisamente por lo diferentes que somos, las maneras tan distintas de ver las situaciones y los caminos tan dispares que somos capaces de divisar para alcanzar los objetivos. Pero no deja de ser poco justo.

¿Qué pensáis vosotras/os? ¿Hombres y mujeres cedemos por igual? ¿Pensáis como yo que somos muy distintos o, al contrario, que no lo somos tanto? ¿Creéis que el problema es la diferencia de género o tiene que ver más con el carácter, independientemente de que seamos hombre o mujer?

Dejando profundas reflexiones y posibles soluciones (si es que existen), para demostrar lo que digo en estas líneas, y también por diversión, mirad estos dos vídeos. El primero es la versión corta subtitulada de la campaña de Dove que seguramente ya habréis visto.

 

Y el segundo es una parodia del mismo anuncio, con los hombres como protagonistas. Aunque está sin subtitular, lo que no entendáis durante, lo entenderéis al final...




(Foto del título del episodio 5 de la temporada 6 de Mad Men.)
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