Para este lunes informal he escogido ponerme zapatillas de ballet. Tal vez me las deje puestas toda la semana, para moverme ágil entre mis quehaceres y dar un giro elegante y delicado cuando me haga falta. Mejor así que no acabar como éste de aquí abajo, que sale ya de casa con el enfado sobre su cabeza!
Nunca tendría ese paraguas, pero me hace mucha gracia. Y en la misma línea, este felpudo lleva meses haciéndome reír! Mejor empezar la semana con pensamientos agradables y buenas intenciones.
El sábado fuimos al mercadillo de Els Encants en Barcelona, en busca de unas sillas cochambrosas y bien baratas a las que darles una segunda vida. La idea es sustituir las que tenemos de IKEA (y que conste que I ♥ IKEA), para que nuestro rinconcito de comedor coja por fin el aspecto que tenemos en mente hace tanto. Por cierto, entre las multitudes, tuve la oportunidad de ver muchos enormes tatuajes en los que buscaban “tesoros” como nosotros. Desde que vivimos fuera de los límites modernos de Barcelona, me he desacostumbrado a ver esos súper tatuajes a cada segundo. Es algo que a veces me entretenía, cuando iba paseando, pero por aquí en las montañas, no hay mucho de eso. Éste puede ser uno de los más raros (y simples) que he visto. Y este otro, me parece precioso.
No encontramos sillas, las que habían eran un poco más feas de la cuenta, pero