Algo en lo que me es muy fácil encontrar belleza es la espontaneidad. Cuando nos hacemos adultos, intentamos controlar en la mayor medida de lo posible nuestras emociones, actos y reacciones. Si te paras a pensarlo en frío y en soledad, resulta sencillo llegar a la conclusión de que es bastante absurdo que hagamos esto. Diría que nos resta felicidad. Sólo hay que mirar a los niños, los peques dicen y hacen lo que se les pasa por la cabeza. Y aunque algunas veces se equivocan, como todos, la mayoría lo que obtienen como resultado son sonrisas, besos y mucho amor.
Este control que queremos ejercer sobre nosotros mismos, sucede en una etapa concreta de la vida. Es decir, que tiene un principio y también un final. Si comienza a aparecer con la adolescencia que aún corre por nuestras venas, como decía el miércoles, también desaparece cuando ésta se va “secando” y da paso a la madurez previa a la vejez. Es entonces cuando desconectamos el botón de encendido (me lo imagino muy cuadrado, grande y de color gris), y volvemos a ser espontáneos. Aunque, claro, tras una larga vida de recuerdos acumulados que han ido moldeando nuestra personalidad (nunca terminada y en constante proceso creativo), no es tan fácil y esa naturalidad recuperada se ve aderezada con algo de sarcasmo, en ocasiones alguna que otra pizca de intransigencia, tal vez excesiva franqueza, y afortunadamente también mucha sabiduría.
La espontaneidad también es cultural. No actuamos igual dependiendo de dónde y cómo nos hemos criado. Juan viaja un par de veces al año a China, y de las cosas curiosas que me contó la primera vez que volvió, suelo recordar con frecuencia que allí los empleados, después de comer, se sientan en sus sillas y, apoyando la cabeza y los brazos sobre sus mesas de trabajo, duermen una siesta corta. Eso les hace estar en mejores condiciones para afrontar las labores del resto del día. Me encanta, es genial! No comprendo como aquí, el país que inventó la siesta, esto no sólo no se hace sino que estaría muy mal visto si lo pusiéramos en práctica.
Qué puede haber más natural, que si uno tiene sueño, duerma un poco? Hay que saber elegir el momento, pero bueno, todo se puede hacer y decir con respeto, no? Mirad este osito de aquí abajo… Le dio sueño, pues a dormir!
Otra: hace poco me topé con esta original propuesta de matrimonio hecha con tiras de fotomatón. No es preciosa? Este chico tuvo que preparar lo suyo, pero de dónde nació la idea sino de haber dejado a su corazón ser espontáneo?
Por último, me apetece compartir esta foto que acabo de hacer con el móvil al te que estoy a punto de tomar. Es de la marca Yogi Tea. Mirad lo que pone en el reverso de la etiqueta de la bolsita: “Siempre podemos empezar de nuevo”.
La foto de arriba es Teo mirando desde su cuna a un juguete que ha caído al suelo y pensando en cómo hacerlo volver.
One thing where I can easyly find beauty is the spontaneity. When we become grown ups, we try to control as much as possible our emotions, actions and reactions. If you think about for a minute and by your own, it's easy concluding it is quite absurd to do this. I would say it takes some happiness away. Just watch the children, these little guys always say and do whatever they have through their minds. And although sometimes make mistakes, like everyone, most of the times what they get as a result of their spontaneity are smiles, kisses and love.
This control thing we want to do over ourselves, it also happens at a particular stage of life. I mean, it has a beginning and an end. If it starts appearing with that adolescence still runs through our veins, as I was saying on Wednesday, also disappears when it is "drying up" and gives way to old age. There it is when we turn the button off (I imagine a square, large and gray one), and can return to be spontaneous. Although, of course, after a long lifetime of memories accumulated that have shaped our personality (never completed and in constantly creative process), that naturally we’re having back, is dressed with some sarcasm, sometimes with a bit of intransigence, excessive frankness maybe, and fortunately with much wisdom.
Spontaneity is also cultural. We people do not act the same, it depends on where and how we grew up. Juan travels a few times a year to China, and of all the curious things he told me the first time he came back, I often remembered that employees there, after lunch, sit down and, laying their head and arms on their desks, sleep a short nap. This makes them feel better and can face the rest of the day's work in so much better way. I love it, it's great! I don’t understand as the country here that invented the nap, this is not only not done but would be considered inappropiate if we put it into practice.
If you are sleepy, what could it be more natural that sleep a little? You have to know to choose the right time, but hey, everything can be done and said if we do with respect, right? Look at this one above ... He was sleepy, fell asleep!
I recently run into this original proposal you can see also above, after the sleepy baby picture. Isn't it gorgeous? It is clear that this guy had to prepare a lot, but where did the idea come from but have left his heart to be spontaneous?
Finally, I want to share with you this picture of the tea I’m about to take, just did with the cell camera. This is a Yogi Tea. Look at what it is written on the back of the label: "We always can start again."
Finally, I want to share with you this picture of the tea I’m about to take, just did with the cell camera. This is a Yogi Tea. Look at what it is written on the back of the label: "We always can start again."
Top photo is Teo, looking from his crib at a toy that has fallen down and trying figure out how to bring it back again.
me encanta :P besotes
ResponderEliminaryo quiero q alguien me pida matrimonio así q chulo jjejeje
ResponderEliminarMaravilloso, Carol.
ResponderEliminarPrestando atencion a los pequeños detalles, leyendo entre lineas y donde te dicen que no se puede leer; desaprendiendo, desacostumbrandonos, simplemente observando... Incluso volviendo hacia atras en ocasiones. Hay un mundo repleto de esa felicidad oculta y transitoria que mencionas. El protagonista es uno mismo... Asi que cada cual, que elija su papel y su historia. Me encantan tus palabras y tus fotosss... Muchos besos, familia!:)
Gracias Davi, cariño!! Pues sí, es una monada no? Y ya sabes que no soy de esas, pero al romanticismo y las ganas de hacer cosas preciosas no me resisto! Ante eso, yo también diría que sí rapidamente!
ResponderEliminarAy Abel, y a mi me encantas tú, siempre haces sentir bien a quien tiene la suerte de poder escucharte cuando hablas y, en este caso, cuando escribes. Un beso muy grande. Tenemos muchas ganas de verte.
ResponderEliminarhttp://youtu.be/BjGcGw2Bqrc
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