Convertirte en mamá, es un proceso curioso. Por lo menos, para mi lo fue. Recuerdo que, para empezar, me resultó bastante raro ya que el día del parto, aún con mi barriga y siendo todavía sólo una mujer embarazada, todo el personal sanitario que me atendió, comenzó a llamarme “mamá” nada más poner el pie en el hospital. “ A ver, mamá, pasa por aquí”; “ mamá, respira hondo”; “te duele esto, mamá?”. Y yo pensaba, “ pero, ¿a quién le están hablando?”. No entendía porqué esas personas no me llamaban por mi nombre, y que me llamaran mamá sin serlo, no se, no se, aún hoy me parece un poco… no se muy bien cómo describirlo, poco manejable, a lo mejor.
Ni todas las horas de este día ni las de esta semana, me darían para describir con detalle la cantidad de cambios que experimentamos las mujeres a nivel físico, emocional, estético, ético, psicológico, conductual, y paro ya que, como digo, si no, no termino. Y esto de lo que hablo, sólo pueden comprenderlo mujeres que ya sean madres. Los hombres y las que no lo sean, pueden hacerse una idea, pero sólo aproximada, porque ay!, qué razón llevaban nuestras madres cuando nos decían: “ cuando seas madre, lo entenderás”. Cierto, así es.
Hay conceptos realmente profundos y otros que, a priori, pueden parecer frívolos, pero que realmente no lo son tanto. Un ejemplo es el pelo. Antes de ser mamá, muchas mujeres lucen una melena media o larga, brillante en ocasiones y bien peinada casi siempre. Y de esas, ¿no conocéis a muchas que pasados unos meses del parto se la cortan, pero mucho? Mi hermano me preguntó en una ocasión, tras confesarle que mis expectativas estéticas se habían reducido a conseguir ducharme diariamente, si iba a ser una de esas madres que se cortaban el pelo chiquitito por no tener tiempo de arreglarse.
Pues bien, habiendo ya vivido esa fase, puedo afirmar que la razón por la que tantas nuevas madres se cortan el pelo, no es sólo el no disponer de tiempo para arreglárselo. Son razones, en plural, las que te pueden llevar a ello, entre las que se cuentan la necesidad de buscar un estilo con el que te veas medianamente decente sin necesidad de invertir unos minutos del día que necesitas para poder comer, por ejemplo; el hecho de que las manitas pegajosas y con trozos de galleta o papilla dejan toda tu ropa y, por supuesto, tu pelo, también pegajoso; que cuando están aprendiendo a agarrar y coger, también practican con tu pelo (no hablemos ya de tus pendientes, debería comprobar si se me han cerrado ya los agujeros de las orejas después de un año sin ponerme ningún par…); y también que, al hacerte madre, parece que dejas atrás otro poquito más de la adolescencia que corre por nuestras venas y que se resiste a abandonarnos, y contemplas depurar tu imagen para que esté más acorde con tu nuevo estatus, y te sorprendes mirando cortes de pelo que hace un año hubieras considerado de madurita o… de madre.
P.D: para las que no se atrevan con las tijeras, aquí dejo las peloinspiraciones del blog de Kate.
Foto de entrada de Matthew Richardson via The New York Times. Foto en b/n de J. Clifford via Puckbox.
Becoming a mom is a curious process. To me, it was. In the first place, I remember something quite weird it happened the day I was in labour, when being still only a pregnant woman with my big belly, all medical staff who treated me, started calling me "mom" since the moment I put my foot on the hospital. "Look, Mom, come in," "Mom, take a deep breath," "it hurts, Mommy?". And I thought, "but who they are speaking to?". Didn’t understand why these people did not call me by my name, and they called me mom without being so, don’t really know, still seems a bit ... not sure how to describe it, kind of awkward, maybe.
Not all hours of the day nor the week, are enough to describe in detail how many changes women experience, the physical ones, the emotional ones, the aesthetic ones, the ethical ones, the psychological and the behavioral ones, and I am stopping now, because as I was saying, if I don’t, there’s no end. And this I’m talking about, only women who are mothers can understand. Those who are not and men, can get an idea, but only an approximate one, because do you remember that thing our mothers were always saying, "when you’re a mother, you'll understand”? Turns out, they were right.
There are some really deep concepts about, and others may seem frivolous initially, but really don’t though. One of those is the hair issue. Before being a mom, many women wear a medium or long hair, shiny and very often well combed. And, don’t you notice many of them that after a few months after giving birth, decided to cut it out? My brother once asked me, after confessing that my aesthetic expectations had declined to get shower daily, if I would be one of those mothers who cut their hair really short because I did not have time to have it done.
Well, having already lived through this stage, I may say that the reason why so many new mothers cut their hair up is not only because they don’t have that time needed. There are several reasons which can lead you to, among which include the need to find a style it allows you look halfway decent without having to invest a few minutes you can need to eat, for example; or the fact that sticky little hands and pieces of biscuit leave all your clothes and, of course your hair, sticky as well; when learning to catch, they also practice with your hair (not to mention your earrings, I should check if I have some holes up there, after a year without wearing any ...) and also, by becoming a mother, it seems you leave behind a little bit more of that adolescence that runs through our veins and refuses to leave us, and then you think about debugging your own look and style to be more in line with your new status, and you find yourself looking at some haircuts which, a year ago, you would have considered the right ones for middle-age women or mothers ....
P.S: for those don't dare to cut, here are the hairspirations from Kate's blog.
Este me gusta mucho. Muy bien escrito y tan real. Felicitats Mama! Para mi lo peor es cuando me llaman Mama en la guarderia. Peggy ya no existe, se ha ido con la adolescencia. Besos
ResponderEliminarTendría que existir un día de la madre una vez al mes, un día en el que disfrutéis de estar con vosotras mismas y solo pendientes de vosotras, desde el momento en que os despertáis hasta que os vais a dormir (incluídos!), con todos los gastos del día pagados!
ResponderEliminarBueno, quizás un día a la semana no...?
Pues sí! Un día a la semana está bien merecido, desde luego!!
EliminarLeer esto provoca una sonrisa como cuando lees Alicia en el país de las Maravillas, jeje. Como decía en el post, mis expectativas aún se mantienen en la ducha diaria. Lo demás, es soñar despierta :)
EliminarCarol: Me quedo con(no sólo una mami)Fantástico. Como te entiendo, si, yó llevé 6 años recogido el pelo no había tiempo para más.Ahora te veo una mami estupenda,como bien dices a veces se le da importancia a cosas que realmente no la tienen. Besitos mi niña.
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