Una de las mayores ventajas de vivir en una isla de clima tropical son las infinitas horas de sol. Las temperaturas tan agradables nos permiten a Teo y a mi estar al aire libre todo lo que queramos. A veces nos pasamos fuera el día completo, y cuando no, si estamos de paseo o en la playa y llega la hora de subir a comer o a dormir la siesta, nos sentimos tentados de saltarnos todo y seguir jugando y disfrutando de esta milagrosa naturaleza. Desde largo tiempo fui defensora de que no es el lugar lo que te hace sentir mejor o peor; es una misma la que debe aprender a sentirse bien desde dentro, porque eso es lo que posibilita encontrarse bien en cualquier lugar. Pero, oye, todo hay que decirlo: vivir en lo que muchos conocen como paraíso ¡ayuda!
Como treintañera y madre a tiempo completo expuesta también a tiempo completo a las virtudes de Mr. Sun (como Teo y yo llamamos al sol- Lorenzo nunca me terminó de convencer...), he tenido que incorporar un par de detalles a mi rutina de cuidados cosméticos. Hace años que no salgo a la calle sin protección solar +50, incluso en invierno y especialmente desde el embarazo. Haber nacido en una isla afortunada también tiene sus desventajas, pues algunos estudios dicen que los canarios cogemos el sol que se debe tomar a lo largo de toda la vida en nuestros primeros diez años :O Creo que fue el día que leí esto cuando compré mi primer bote de 50+. Pero ahora no sólo debo aplicar crema en el rostro, sino también en el cuerpo, y es que a la semana de llegar aquí, vi el reflejo de mi espalda en el espejo de la puerta del armario, y no reconocí a esa mujer de tono caribeño! Más o menos así pero sin el cuerpazo ni la pose súper estilosa.
La otra cosa son las gafas de sol. Me gustan, pero nunca las he usado mucho, sólo algunas veces porque como complemento pueden quedar genial y las hay preciosas. Pero aquí se hacen im-pres-cin-di-bles. Mis favoritas siempre han sido las gafas redondas. Me refiero a redondas-redondas, como las que llevaba John Lennon, y no redondeadas.
Mis primeras gafas de sol me las regaló mi padre cuando tenía trece años y eran de montura de pasta, completamente circulares, de color marrón claro con cristales en marrón oscuro. Me encantaban. Y debe ser que no cambiamos tanto, porque he mantenido gustos en esto y en muchas más cosas. Encontrarlas en ópticas no es fácil- aunque es sólo para probármelas, que lo disfruto como una niña- pero dando una vuelta por la red, me he tropezado con unas cuantas muy bonitas en diferentes tamaños y originales monturas. Mis preferidas son éstas, éstas, y absolutamente éstas y éstas.
Nada más. Sólo por diversión.
Photo credits: John Lennon+ mujer con gorro negro fuente desconocida, via Pinterest/ Jonhy Deep y el resto de protagonistas de Charlie y la fábrica de chocolate/ Mujeres en gafas de sol/ Mujer que mira hacia arriba/ Campaña Tom Ford Sunglasses/ Gatito.
Mis primeras gafas de sol me las regaló mi padre cuando tenía trece años y eran de montura de pasta, completamente circulares, de color marrón claro con cristales en marrón oscuro. Me encantaban. Y debe ser que no cambiamos tanto, porque he mantenido gustos en esto y en muchas más cosas. Encontrarlas en ópticas no es fácil- aunque es sólo para probármelas, que lo disfruto como una niña- pero dando una vuelta por la red, me he tropezado con unas cuantas muy bonitas en diferentes tamaños y originales monturas. Mis preferidas son éstas, éstas, y absolutamente éstas y éstas.
Nada más. Sólo por diversión.
Photo credits: John Lennon+ mujer con gorro negro fuente desconocida, via Pinterest/ Jonhy Deep y el resto de protagonistas de Charlie y la fábrica de chocolate/ Mujeres en gafas de sol/ Mujer que mira hacia arriba/ Campaña Tom Ford Sunglasses/ Gatito.
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