5 de junio de 2012

Vivir en la Ciudad Eterna/ Living in The Eternal City



Le propuse a Marina, de Dolze far niente, escribir un relato sobre su experiencia viviendo en Roma. Se mudó allí a finales del año 2010 nada segura del cambio y con la maleta tan repleta de dudas que casi no quedó sitio para sus vestidos. Un año y medio más tarde, las dudas han desaparecido y han sido sustituídas por asombrosos descubrimientos. Esta es su historia:
I asked Marina from Dolze far niente, for a writing about her experience living in Rome. She moved at the end of 2010, was not sure of going at all, and packed a suitcase so full of doubts she almost couldn't carry any dress. A year and a half later, the doubts have disappeared and have been replaced by amazing findings. Here's her story:


Marina

Cuando decidimos mudarnos a Roma, hace un año y medio, tenía una idea en la cabeza de Roma muy distinta a la que tengo hoy. Me parecía una ciudad caótica, sucia, ruidosa, muy turística y poco avanzada. Podríamos decir que me parecía un destino demasiado similar a la ciudad de dónde vengo, Barcelona. Por supuesto me equivocaba, como siempre que tengo una opinión formada sobre algo que no conozco. No diré que los adjetivos previos no se le puedan atribuir a Roma, pero tiene muchas otras cosas que no me esperaba y que me han enamorado. Antes de irme, mi amigo Gino me dijo que esperaba que Roma me cambiase la vida del mismo modo en que se la cambió a él. Pues ha sucedido. No se cómo explicar este cambio ya que no es un cambio en tu personalidad ni en tu forma de ver la vida, ni en tu forma de actuar. Los italianos se definen como seres extremadamente sensibles a la belleza, algo que puede parecer un tanto cursi. Pero creo que es la forma más acertada de llamar al cambio que yo he notado.

La primera cosa que me parece bellísima de Roma es su cielo.  El tramonto (cuando se pone el sol), los estorninos, las nubes siempre diferentes...)


Y no solo el cielo, también el suelo. Los adoquines de Roma, llamados sanpietrini por San Pietro, pueden darte dolor de rodillas, torcerte un tobillo o romperte todos los tacones pero también tienen una cualidad particular, entre sus juntas puedes encontrar muchas cosas. Desde restos de nieve o sal en invierno, confeti en carnaval o tapones de corcho de vino, hasta fichas de un Mastermind.


Entre el cielo y la tierra, los ángeles, esos seres a veces querubines, hombres amenazantes, mujeres bellas, no se sabe si caídos del cielo o deseando salir volando de la tierra. Me gustan particularmente los del puente St Angelo, los del cementerio acatólico y todos los de grandes alas.


En esta ciudad es posible aún encontrar el pequeño comercio de barrio. Y sigue funcionando. La ferretería, la colorería, la huevería, la zapatería...La gente valora mucho la artesanía, los productos originales y las antigüedades. A veces veo en las tiendas de restauración muebles que debe costar más arreglarlos que comprarlos nuevos pero aquí se restauran hasta hamacas de la playa o sillas de mimbre, se lija a mano, se pintan puertas, se lacan verjas, porque incluso los objetos tienen su historia.
De repente encuentras tiendas que más parecen la casa de un cleptómano que ha ido acumulando objetos al azar durante años, como esta tienda de Trastevere donde puedes encontrar desde un playmobil de los 80 por 3€ hasta una fregona.


Una cosa que me encanta es el culto al helado. Ahora ya no me sorprende pero me sigue gustando ver a señores con sus trajes que al salir de trabajar van por la calle relamiendo un cucurucho de dos sabores. Cuando te acercas a una heladería no es raro ver una pareja de viejitas tomándose una copetta, un señor solitario disfrutando su momento "mágnum" o colas de gente pidiéndose su helado con panna (aquí además de los 2 sabores mínimo le ponen nata por encima). Aún así ellos cuidan mucho su cuerpo y solo comen cosas naturales, algo que se nota en los helados, de verdadera fruta, leche, crema o chocolate. Para mi la mejor sin duda es una heladería siciliana en Pratti donde tienen un helado de merengue y chocolate de Módica espectacular. Aún así como no me queda cerca, he buscado mis heladerías habituales como la de Arenula donde pido helado de ricotta y dulce de leche, la de debajo de casa donde pido frozen yogur con smarties o la Della Palma cerca del Panteón donde intento probar sabores raros. La granita es una muy buena opción veraniega, de mandorla (almendra) o pistacchio, más cremosas o de mandarina, melón o anguria (sandía), más refrescantes.



La historia de Marina no termina aquí. Mañana, la segunda parte.


P.D: Éste es el primero de una nueva pequeña serie de posts. Algunas de mis amigas más queridas que viven a lo largo y ancho del mundo colaborarán en el blog contando la experiencia de ser extranjera. Espero que os guste y que disfrutéis de sus magníficas y reveladoras historias.

When we decided moving to Rome a year and a half ago, had a feeling about Rome very different from what I have today. I thought the city was chaotic, dirty, noisy, very touristy and not very advanced. We could say that it seemed too similar to where I come from: Barcelona. Of course I was wrong, as every time I have an opinion about something I don't know. I will not say that the previous adjectives can not be attributed to Rome, but it has many other things that I didn't expect and which I have fallen in love with. Before I left, my friend Gino told me he hoped Rome to change my life the same way it changed his. Well, it has happened. Don't know how to explain this change as it's not a change in my personality or my way of seeing life, or how I act. Italians are defined as being extremely sensitive to beauty, something may seem a little cheesy. But I think it's the most accurate way to call the change I've noticed.

First thing I find beautiful about Rome is its sky. The tramonto (italian for sunset), starlings, clouds are always different... (Layout above of skies)

Not just the sky, also the ground. The cobblestones of Rome, called sanpietrini by St. Peter, can give you sore knees, sprain an ankle or break your heels but all have a particular thing: among their joints, you can find so many things. From remnants of winter snow or salt to carnival confetti or wine corks, even Mastermind chips! (Layout above of sanpietrinis)

Between heaven and earth, angels, these beings who sometimes are cherubs, threatening men, beautiful women, it's not known if fallen from the sky or wanting to fly out of the earth. I particularly like the bridge of St Angelo's, the non-Catholic cemetery's and all with huge wings. (Layout above of angels)

In this city you can still find the small local commerce. And still works. Ironmongery, color shop, egg shop, shoemakers... People highly valued crafts, antiques and original products. Sometimes I see in furniture restoration shops, some pieces should cost more to fix than to buy brand new. But here are restored beach chairs or rattan chairs, they sandpaper them and paint the doors, because even objects have their history here. Suddenly you can find shops look like the house of a kleptomaniac who has built up random objects for years, just like this shop in Trastevere district where you can find from a playmobil from the 80's to a 3€ mop. (Layout above of curious shops)

One thing I love here is ice cream cult. Now I don't get surprised anymore but I still like seeing men on their ties, going down the street licking a two flavored. When you approach an ice cream shop is not uncommon to see a couple of old ladies taking a copetta (italian for little cup), a man enjoying his time alone or lines of people waiting for their ice cream with panna (here in addition to at least 2 flavors you put cream on top). Yet they care very much about their own body and only eat natural things, which is noted in the ice cream, real fruit, milk, cream or chocolate. I think the best gelato shop ever is undoubtedly a Sicilian one in Pratti where they have a meringue and chocolate ice cream from Modica, wow spectacular! But, since I have it no close, I searched for my usual ice cream shops. One of them is Arenula where I ask for ricotta ice cream and dulce de leche, another is the one below our home where ask for frozen yoghurt with smarties, and Della Palma next to the Pantheon where I try to prove rare flavors. Granita is a very good summer option, of mandorla (almond) or pistacchio, creamier or tangerine, melon or anguria (watermelon), more refreshing. (Layout above of ice-creams)


Marina's story is not over yet! Will continue tomorrow. 


P.S. This is the first post of a new little series. I'm thrilled to welcome some of my dearest friends who are living on throughout the world because they will tell us about the feeling of being a foreigner. Hope you like and truly enjoy their beautiful and revealing stories.


Foto del título de Audrey Hepburn en Vacaciones en Roma. Quién si no?
Top photo of Audrey Hepburn in Roman Holiday. Who else?

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