20 de junio de 2013

Breves historias de un paréntesis: Rugidos

Breves historias de un paréntesis es una serie que comencé hace unas semanas, decidiéndome a compartir por fin algunas de las historias que escribo en mi cuaderno (cuando imagino que soy escritora) y que narran momentos sencillos de este inciso geográfico que estamos viviendo durante unos meses.



Giro la llave cambiando un rugido por otro.
El león urbano, insensible, escudo humano y veloz, calla. Se acomoda por fin en el sosiego, la quietud, sin brío, ni giros, ni destellos. Se despide de mi, dejando caer sus excitantes párpados. Pero permanezco dentro, en silencio, atenta.

Un rugido por otro.
Otro me envuelve; a mi; a todos.
Rugido azul ondea impetuoso, imparable, jamás enmudece, jamás descansa. Ruge a un compás y baila con el viento, va, viene, va, viene...
Lo anima a invitar a bailar a quién dejó de rugir hace unos segundos pero, como duerme, decide entonces acunarlo. Sutilmente, a un lado, al otro, mece al escudo humano. 
Y yo en su interior aún, en sus pulmones, respirando brisa salada mientras me arrulla el aire al son del bramido... que va y que viene.



Muchas gracias por leer. Me encantaría que dejarais vuestras opiniones, sean buenas, malas, salvajes... Me ayudaría a tener perspectiva y averiguar si sirvo un poco para esto o si debería seguir escribiendo mis historias nada más que en mi cuaderno (¡!).

Si os apetece, podéis leer el resto de relatos cortos que he publicado en esta serie aquí.


(Foto sin filtro de Teo y su moto junto a la piscina de agua de mar para niños que está debajo de casa y en la que se mete cada vez que me despisto)

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