24 de junio de 2013

El amor beneficia el desarrollo cerebral


"La relación de apego entre la madre y el hijo moldea el lado derecho del cerebro", escribe el doctor Allan Schore, investigador en neurociencia y profesor de psiquiatría en la universidad de California, en esta interesantísima entrevista de El Observador, sobre la importancia del entorno social y afectivo en el desarrollo del cerebro del niño. "El desarrollo temprano, tanto durante el embarazo como después del nacimiento, tiene efectos en lo que sucede después, no solo en términos de bienestar emocional, sino también en lo que refiere al desarrollo de desórdenes psiquiátricos. El lado izquierdo del cerebro, que es el que desarrolla el habla, no entra en funcionamiento hasta el segundo año de vida. En cambio, todo lo vinculado al apego se desarrolla durante el primer año".

--(Pensamiento que me bombardea ahora mismo: "Wow. ¿Conciliación familia-trabajo, por favor?")--

Según explica Schore, el lado derecho del cerebro es el que permite mirar a los ojos al otro y saber que algo no va bien. Las expresiones faciales, las sonrisas, la tristeza, el tono de voz... La habilidad de entender lo que pasa por la mente de los demás, o conocer las motivaciones que les mueven es su tarea. Durante la comunicación no verbal -de lado derecho a lado derecho- que se da entre la madre y el niño, el cerebro del bebé está doblando su tamaño, y en esto incide el apego.


Aunque fascinante poder leerlo, no estoy sorprendida de todas las afirmaciones de Allan Schore tras años de investigación (de la de los desórdenes psiquiátricos, aún estoy en shock). No se cómo, pero creo que las madres lo sabemos. Que nuestros hijos son esponjas, que se enteran de todo, que el apego y comer es lo único que demandan porque es lo único que necesitan para su desarrollo. Y que todo el afecto es poco, teniendo en cuenta cómo se traduce en un comportamiento positivo más que evidente. 

No se a vosotras, pero a mi me han sugerido en varias ocasiones que sea menos cariñosa con mi hijo, que no juegue tanto con él, que sea más madre y menos compañera de juegos, que me comporte más como una adulta, "distánciate un poco, debe hacerse independiente", me suelen decir. 

Nunca entendí qué tiene que ver ser más o menos adulta/madura/seria con estar por mi hijo 100%. Jugaré durante horas, le enseñaré pacientemente sin importarme lo que tarde, le dejaré experimentar aunque eso signifique que acabe bastante sucio, y dormiré con él cuando haga falta, no por capricho, sino porque mi instinto me habrá dicho que eso es lo correcto y lo que él necesita para sentirse bien en ese momento. Eso oía en mi cabeza mientras estaba embarazada, y lo seguí oyendo una vez estaba ya con nosotros. Reconociéndolo, disfruto igual o más que él en el proceso de criarlo. Y, por cierto, tras dos años de maternidad, de lo único que estoy segura, es que el instinto de una madre no falla.

Supongo que todas las madres tratamos de ser lo más cariñosas posibles con nuestros hijos, entenderlos sin palabras y que nos sientan cerca en todo momento, estemos o no presentes. Cada una tendremos nuestra manera y nuestros propios recursos para desempeñar esta labor, todos válidos. Cuando le preguntan cómo debe hacer la madre para alcanzar el nivel de apego necesario para el desarrollo correcto del niño, Schore responde "Es un aprendizaje que no tiene tanto que ver con ‘hacer’ sino con ‘ser’. ¿Cómo transmitirle la empatía? Siendo cuidadosos y atentos; poniendo al bebé en primer lugar, siendo abiertos, genuinos, y estando disponibles emocionalmente.(...) Ella tiene la capacidad de aliviar la tensión del bebé, de calmarlo, de regular su estrés, pero también incide en su disfrute y entusiasmo. Es decir, no solo puede escucharlo, sino también regular sus emociones. La madre puede cambiar su conducta. Además, el apego otorga al bebé una sensación de seguridad."


Como decía más arriba, impactante la conclusión de la entrevista: "los desórdenes psicológicos tienen raíz en el desarrollo temprano del cerebro". 

Tenemos tanto en nuestras manos durante la crianza que puede llegar a ser abrumador. Pero, seguro, es mejor tomar conciencia de ello y ponernos a trabajar.

Si os interesa el tema, no os perdáis el resto de la entrevista, ni la parte en la que habla de la importancia del papel que ejerce el padre.


P.D: Esto siempre me hizo reír, y es una gran verdad. "Las madres están todas un poco locas". Ahora, tras leer las conclusiones de Allan Schore, concluyo yo que tal vez sea para evitar que lo estén nuestros hijos. Así que, un poco de respeto a nuestras locuras, que son todas por amor!!

(Fuentes de fotos: 1, 2, 3, 4)



3 comentarios:

  1. Que interesante y revelador el post. La ciencia y la investigación avanzan pero los padres (en general) se acomodan porque la crianza impone muchos sacrificios y renuncias que la mayoria no quieren aceptar . Se deberia recomendar con cierta insistencia a aquellos que quieran ser padres los efectos reales del mismo, que no son precisamente la ropita mona y quedar bien ante la sociedad, pero que te los crie otro,sino que es para toda la vida y que de nuestro comportamiento y afecto dependera el futuro psiquico de nuestros hijos. Eso no hace falta que lo diga ningun entendido. Lo comprobamos a diario en las noticias.Hijos desatendidos afectivamente, adultos problematicos.

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    1. Siempre habrá gente para todo, pero quiero creer que muchos padres se acomodan o no dan más de sí porque nadie cuenta cómo es en realidad ser padres y todo lo que requiere a diario, minuto a minuto. Haría falta hablar más claro y más alto para que no se cometan tantos errores en la crianza. Porque, incluso aún dándolo todo y creyéndonos que hacemos lo mejor para nuestros hijos, cometemos errores sin parar. ¿Verdad?

      Gracias por dejar comentario :) Ya sabes que me alegran el día (entre otras cosas). Mua

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  2. ...vaya descubrimiento! lo que todas las madres saben pero a él van y le pagan!:P

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