Dos años y cuatro meses cumple Teo esta semana. Tengo la impresión que desde que el primer hijo cumple dos años, o anda cerca de cumplirlos, comienza una nueva ronda de preguntas y opiniones, como aquellas que se padecen antes del embarazo- ¿No piensas tener hijos? Se te va a pasar el arroz. Mejor tener los niños de joven-, durante el embarazo- Tú no comas de eso que no te va a sentar bien. No te quejes tanto de la espalda que estar embarazada no es estar enferma. ¿Que vas a llevar al bebé siempre enrollado en ese fular? Verás tu espalda entonces! Aprovecha para ir al cine ahora que no sabes la que se te viene encima. Qué bien hiciste en quedarte embarazada ya, que los jóvenes no quieren responsabilidades y se les va a pasar el arroz-, y una vez nacido- ¿Que no lo vas a bautizar? Siendo vegetariana, con razón estás cansada. Debes dejarlo llorar para que se le abran los pulmones. Pero, ¿en esa cosa (mochila) no se asfixia? El mío duerme como un ángel desde el primer día, ¡y toda la noche del tirón! Nada, en un añito, otro. No lo dejes, que se te pasa el arroz.
La secuencia que toca ahora suena más o menos así:
"Y un hermanito, ¿para cuándo? A Teo seguro que le gustaría un hermano, ni se os ocurra dejarlo solo, pobrecito mío. ¿Esperar? ¿Esperar a qué? No te lo pienses mucho que se te pasa el arroz".
Dejando a un lado cuántas veces puede pasársele el arroz a una mujer en cuestión de unos pocos años y porqué a los hombres no se les dice (porque también se les pasa), me pregunto cuántas de estas preguntas harán que muchas parejas tengan un segundo hijo, incluso un tercero o un cuarto, cuando no estaban seguros de si querían volver a ser padres, sin haber tenido esa conversación ni siquiera consigo mismos. Desde luego ser padres es maravilloso, pero también desde luego que no es para todo el mundo. He oído a más de uno decir, por su experiencia como hijos, que los que quieren ser padres deberían pasar unos tests psicológicos primero. Nunca me pareció descabellada la idea; si nos hacen estudiar y examinarnos para conducir un coche o diseñar viviendas, ¿por qué no para educar y criar a bebés indefensos quienes, además, serán el futuro?
La realidad que me deja ver la lista de preguntas- y más que no he escrito- de arriba es que la sociedad, quienes quiera que sean los que la conforman, nos empuja hacia conseguir un trabajo estable, tener una hipoteca, uno o dos coches y formar familias con hijos. Pasados los treinta y pocos, si no tienes hipoteca, parece que hayas fracasado (aunque eso esté cambiando últimamente por la dificultad para afrontarlas); si tienes un coche pequeñito y económico, de no-señor o de no-padre, es que has fracasado en tu trabajo; si no tienes pareja, es que no has madurado; si tienes pareja y no tienes hijos, es que tienes problemas de fertilidad o no quieres responsabilidades; si te gusta viajar a escalar las montañas nevadas más altas del mundo o a arrastrarte por galerías subterráneas en vez de ir a descansar a un apartamento en la playa, es que estás loco; si decides casarte a solas con tu pareja y nadie más, eres un egoísta; y si lo haces a lo grande, grande, eres un insensato. Ah, y si no vas de luna de miel a Nueva York y La Riviera Maya como mínimo, también has fracasado.
Quiero creer y confiar que esa actitud tan crítica a la que a veces- todos, independientemente de la edad- nos vemos sometidos, son momentos puntuales y que, afortunadamente, siempre hay gente con la que compartir tus inquietudes y tus dudas, tus alegrías y tus verdades, y sentirte escuchado y comprendido. Si es cierto que son demasiadas las veces que, a lo largo de nuestra juventud, tenemos que fingir que somos diferentes de quienes realmente somos y que si cumplir años sirve de algo es, precisamente, para conocerse mejor y, sobre todo, aceptarse a uno mismo. Yo me lo noto: cuanto más cerca de ser viejita estoy, más libre me siento y más me reconozco. Una sensación parecida a cuando era niña, muy niña, que me conocía, me aceptaba y me quería. A veces pienso que me perdí en la adolescencia y ahora, después de tantos años, me encuentro de nuevo con la niña- y persona- que era.
Cosas de los 30. Por eso, respecto al cuarto episodio de preguntas, lo cierto es que no me preocupa mucho lo que digan cuando expreso con toda libertad que no está en mis planes tener más hijos. No es que no quiera volver a ser madre, es que no hay intención ahora ni en el futuro más próximo. Y si tenemos más, sólo uno más. No me imagino con muchos hijos. Aunque, ¿quién puede saberlo? Tampoco me imaginaba claramente con uno, y Teo es el amor de mi vida y quien me hace sentir auténtica.
Tal vez en tres o cuatro años. Un hermano o hermana para Teo. Sí. Ojalá tengamos esa suerte. No creo que para entonces se me haya pasado el arroz.
(Fotos: Gemelos por Rachel Vos, aquí // Papi y bebé al piano, aquí y mamá y nena, vía de Heart of a Midwife // Bebé asiático en Saatchi Gallery via Pinterest).
Genial el post Carol, como siempre. La semana pasada tuve q dar explicaciones, dos veces, de porque NO un hermanito para Marga... una vez de porque no le he agujereado las orejas y periódicamente lo hago sobre porque no me he casado... la gente es muy pesada! Lo del hermanito es todavía peor q lo del primero... Besos "del que no se casa" q lo tengo a mi lado!
ResponderEliminarArghhh! Carol, lo siento! Los tres "por qué" mal escritos, me duele la vista. Con lo cuidadosa q eres con tu blog, este comentario no está a la altura. Como excusa diré q escribo desde el móvil, el corrector...
EliminarJajajaja, no te preocupes! El otro día, entre gastroenteritis y gastroenteritis, entregué un artículo con tres errores horrorosos, jeme. Casi me muero cuando lo vi publicado así, y como una loca contactando a la editora para que lo sacaran! Y me dice la pobre, una vez corregido: "perdona, es que resulta que tus textos vienen perfectos y ya ni los miro para corregir". Aaah, me sentí peor aún! Me estoy dejando! He creado una fama que no puedo mantener! Jaja!
EliminarAyer me escribió un buen amigo tras leer este post, te digo lo mismo que él a mi: yo también creo que deberías tener otro hijo, casarte y hacerle agujeros a Marga en las orejas. Jaja.
Un beso grande y, sinceramente y ya fuera de broma, enhorabuena por mantenerte en los NO que necesitas y por permanecer auténtica, que no es otra cosa que respetar lo que tu corazón y tu cabeza te dicen que es lo mejor para ti y tu familia.
Ayer me puse a comentar y al final no le di a enviar, por lo visto. Decía, en resumen, que no puede haber nada peor que traer un hijo al mundo "porque ya toca". Se me ocurren cientos de motivos por los que se puede querer ser madre y ese no es ninguno de ellos. Y, por cierto, estoy a 8 días de salir de cuentas, así que el post me ha servido de recordatorio para mentalizarme de que nunca va a llover a gusto de todos en lo que se refiera a cómo decidamos criar a nuestra hija. Pero si me equivoco, que me equivocaré, quiero que sea tras haber tomado decisiones que consideraba acertadas, no por haber seguido consejos inapropiados de los demás.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho. Un saludo.
8 días?? Qué ilusión! Aún recuerdo la sensación de esos días, la mezcla de impaciencia con una calma desconocida, casi viviendo en otra realidad, consciente de cada minuto que pasaba, cada detalle que quería recordar... El día antes de dar a luz salí a dar un paseo sola, recuerdo cada paso, porque puse empeño en hacerlo, el color del cielo, el olor de las calles... me dije: este es el último paseo a solas. Porque ya entonces era consciente de que, aunque volvería a haber paseos sin compañía, ya no me sentiría "sólo yo" nunca más. Y así ha sido, todos mis movimientos y pensamientos van en dúo, no puedo actuar sin tener a Teo en cuenta. Y es una sensación maravillosa.
EliminarTe deseo todo lo mejor de lo mejor de lo mejor del mundo, Melibea. Ya sabes cómo la vais a llamar? Un beso grande
Hola Carol!
ResponderEliminarMe ha encantado tu post. Hace poco escribí uno similar sobre las presiones de la sociedad. Desde que me mudé de la ciudad al pueblo lo cierto es que llevo fatal tanto chismorreo y tanta señora enteradilla. La expresión "pasarse el arroz" debería estar penada por ley.
Te sigo! un saludo
Uy, yo también viví el cambio ciudad-pueblo y tengo una palabra para describirlo: BUF.
EliminarLe dije a mi chico que si vivimos en un pueblo, tiene que ser más grande, el chismichismo lo llevo fatal. Y de acuerdo contigo: pasarse el arroz? Penado, si por favor!
Yo también te sigo, me encanta tu blog. Un beso grande, y muchísimas gracias por seguirme y por dejar comentario. Me alegran el día, siempre lo digo!
¡¡Hola guapa!! Te seguía por twitter, pero no sé porqué no conocía tu blog. Iré viéndolo poco a poco. Respecto a lo de pasarse el arroz, yo tengo un post escrito en mi blog con ese título, así que imagínate lo que me fastidia escuchar esa frase. Eso sí. yo soy de las que piensan que es mejor no tener un hijo sólo, que aunque en principio están geniales recibiendo ellos solos todo el cariño, creo que a la larga echarán mucho de menos no haver tenido hermanos. Pero claro, es sólo una opinión, cada uno que tenga la suya y actúe en consecuencia.
ResponderEliminarY otra cosa, la foto del papá con el bebé al piano es preciosa.
Besos y seguimos viéndonos.
Recién llegada a tu blog me ha gustado mucho este post. Yo estoy embarazada de mi primer bebé y es algo que mi pareja y yo ya nos planeamos para cuando el segundo bichillo? Tenemos claro que primero debemos ver cómo se nos da el rodaje con esta, cómo llevamos los sacrificios que implica la paternidad, los asuntos económicos y muchas otras cosas, pero él está convencido de que en unos 4 años podríamos probar con el siguiente. Yo antes quería una familia de 5 y ahora no veo el asunto nada claro. Al igual que tú, aspiro a decidirme antes de que se me pase el arroz, pero ahora es algo que no me preocupa especialmente.
ResponderEliminar