La semana pasada leí un artículo de Alex Williams en el New York Times de lo más interesante. Trataba sobre la dificultad para hacer buenos amigos una vez cumplidos los 30.
El artículo en sus primeras líneas, relataba la experiencia del propio Alex con un amigo en concreto, uno que conoció hace algunos años y con el que sintió química inmediatamente. Tras una cena más parecida a una "primera cita a ciegas" que a una de trabajo, concluyó que era el hermano que nunca había tenido. Y tuvo la gran suerte de que su nuevo amigo, experimentó exactamente la misma sensación. Años después, aún no son amigos-amigos sino conocidos con ganas de ser amigos, pues son muchos los factores que dificultan que los que ya hemos cumplido los 30, haya pasado mucho o poco desde que soplamos las contadas velas, consigamos entablar verdaderas amistades.
Me encantó leer esta pieza de Williams. Pero no sólo por lo revelador de su historia y de las conclusiones respecto al tema que citaba de los labios de algunos treintañeros y cuarentañeros (odio la palabra cuarentones) que había entrevistado para la ocasión; también porque esto es algo que yo misma llevo pensando desde hace muchos años, ya lo hacía incluso cuando aún estaba en mis veinte. Vivo en Barcelona desde hace más de una década, doce años hará pronto. En el tiempo que llevo aquí he conocido gente de todo tipo, de todas la edades, de multitud de países de procedencia, diferentes situaciones socio-económicas, inquietudes, objetivos, caracteres... Todos ellos me han enseñado algo, incluso de mí misma, y han creado un recuerdo en mi memoria para siempre, pues los años que he vivido aquí son justo la época en que he pasado de ser una casi todavía adolescente para convertirme en una mujer adulta y madre de familia. Por tanto, tal vez la época de cambios en mí misma más importante que recordaré (bueno, eso creo ahora, ¿quién sabe?).
Sin embargo, a pesar de haber conocido a muchos, son pocos, si no muy pocos, con los que he construído una verdadera amistad. Incluso, hoy por hoy, no puedo decir que tenga un amigo o una amiga con el/la que pueda contar cada vez que necesito hablar con alguien, no sentirme sola, confiar una inquietud que no me deje dormir bien, encontrar ayuda a un problema o simplemente recibir un abrazo reconfortante. Me cuesta reconocerlo, pero creo que de esto trata este blog, ¿no? De ser sincera y compartir. Tengo la gran suerte de contar con algunos buenos amigos y amigas, poquitos pero buenos, pero la realidad se suele imponer, y en una ciudad como ésta parece que las distancias sean mucho mayores, las horas duren menos de 60 minutos y los compromisos profesionales y personales no nos dejen tiempo para cosas tan importantes como pasar un rato con un amigo, escuchándolo y siendo escuchado.
La culpa de no conseguir una amistad incondicional no es sólo de los que no han llegado a ser amigos-casi-hermanos como deseo, sino también mía, oh ya lo creo! En el artículo que mencionaba, Thayer Prime de 32 años que vive en Londres, confiesa que cuando conoce a un posible nuevo amigo, empieza a puntuar al candidato bajo una escala que ella misma ha confeccionado para poder alcanzar ser BFF, Best Friend Forever (Mejor Amigo para Siempre). Al leer esto, pensé "vaya estupidez, ¿puntuar? ¿qué se ha creído esta chica?". Pero al seguir las líneas de Alex y leer los motivos por los que Thayer iba restando puntos a sus candidatos en cuanto a comportamiento desleal o maleducado u olvidadizo, me vi reflejada en ellos!! La chica en cuestión resta puntos si no le cogen una llamada, y más si no le cogen dos, o si llegan cinco minutos tarde a alguna de las primeras veces que quedan para salir y conocerse mejor, etc, etc... Me mordí el labio inferior mientras leía sus palabras porque, yo podía ser una de esas. Soy muy despistada con el teléfono, y muchas llamadas no las cojo y olvido devolverlas; otras no las cojo a sabiendas porque en ese momento no me apetece hablar sino seguir haciendo lo que estoy haciendo; puedo llegar tarde, si si, cinco o diez minutos. Intento que no ocurra, pero a veces ocurre, sí. Ay, puede que Thayer no sea la única que puntúa, y yo soy de las que no doy la talla. Puedo haberme perdido verdaderos buenos amigos por mis carencias. Y éstas sólo serán algunas de ellas...
Además, es una gran verdad que en el trabajo es difícil profundizar en las relaciones y establecer proximidad. La competencia, las recolocaciones en otros puestos en otras oficinas o incluso en otros países, los despidos, las nuevas oportunidades en otras empresas... juegan un papel tan importante que rara vez un compañero de trabajo se convierte en un BFF. A esto hay que sumar que, pasados los 30, muchos nos convertimos en familias y dejamos de ser "sólo nosotros", por lo que los horarios también cambian y las copas y las cenas que solías organizar con amigos, quedan aparcadas durante bastante tiempo. Juan y yo aún tenemos que recordar a nuestros amigos un "no podemos, pero a comer sí", cuando nos invitan a cenar. A no ser que contratemos una nanny para la noche, no podemos asistir y, hasta ahora, nunca hemos contratado a ninguna para este tipo de ocasiones :( Además, si tienes hijos y la mayoría de tus amigos no (nuestro caso), es más difícil aún, porque hasta que no tienes hijos no te puedes hacer idea de lo que supone tenerlos en cuanto a horarios, cansancio y compromisos, por lo que se establece un nuevo desequilibrio entre tus antiguos compañeros y tú, y a ellos, naturalmente, les es más fácil seguir con sus planes habituales en vez de incluírte con tus nuevos "añadidos" en sus rutinas de diversión. Es muy natural.
Una vez los niños empiezan a crecer, resulta que haces amigos. Pero no los eliges tú; los elige tu hijo/a. Ellos se hacen amigos y tú te ves compartiendo tiempo y conversación con unas personas que a priori no sabes si te gustan o no, pero debes dar la oportunidad pase lo que pase. Puedes tener la fortuna de encontrar un/a verdadero/a amigo/a en los padres del amiguito de tu hijo, incluso un BFF, un/a hermano/a. Pero también puede llegar el día en que tu hijo y su hijo ya no se hablan más, se enfadan para siempre, y continuar la relación con sus padres de la misma manera que hasta ese momento, se vuelve complicado.
Está claro que como dice Alex, cuando estamos en los primeros años de nuestros veinte, nos es fácil establecer uniones fuertes con personas de diferentes tipos. Todo es pasión, drama, diversión, drama, más drama... Las amistades "se basan en lealtad total y absoluta, y salirse de eso significa no hablarse más. Pero a medida que cumples años, tiendes a enfocarte en lo que es emocionalmente importante para tí mismo/a, por lo que eliges pasar tiempo con tus hijos por encima de una fiesta nocturna con amigos y cocktails". Los veinte quedan atrás, el drama también, nos hacemos adultos, formamos familias, alcanzamos mejoras laborales o al menos las perseguimos, nos conocemos mejor a nosotros mismos y nos hacemos o mucho más tolerantes o mucho menos. Los horarios juegan malas pasadas, las grandes distancias también, pero todos seguimos esperando a ese mejor amigo o amiga con el que poder ser siempre tú misma/o, estar para él o ella y que esté para ti.
Aún así, creo que tengo muchísima suerte porque tengo tres grandes amigas con las que poder hablar, aunque una viva a ratos en Francia, a ratos en Nueva Caledonia, a ratos en La Reunión; otra a 3000 km, en Tenerife; y otra aquí en Barcelona, pero que desde que Juan, Teo y yo nos mudamos a la montaña, parece que no encontramos el momento de vernos ni hacer todos esos planes de amigas que tanta ilusión tenemos por hacer las dos. Saber esperar, recurrir a los buenos recuerdos que un día nos juntaron y ponerse en acción para volver a verse, estoy segura de que debe ayudar a tener un Mejor Amigo para Siempre, así que voy a seguir en ese camino.
¿Qué hay de vosotros? Después del colegio y de la universidad, ¿habéis conseguido hacer algún BFF? ¿Encontráis mayor dificultad en las grandes ciudades o es igual en cualquier parte?
Fotos via la pizarra Simple things I love en mi Pinterest.
Titi... este ha sido tu BPF (Best Post Forever) creo que eso de BFF es una cosita de adolescentes... Creo que cuando nos entra en la sesera la madurez, lo que valoras son los momentos buenos, lo que compartas y con quien lo hagas. Porque los elijes tú.
ResponderEliminarLas que no somos madres aun, también sentimos esas grandes pérdidas... Cuando os entra ese depredador de personas llamado "gen madre" se va nuestra amiga para siempre y viene una versión psicotica y ojerosa con "0" tiempo y "0" conversación que no sea su "baby" es un hecho real y natural. Las mamis y los papis bastante tenéis con recomponeros del super extressss que supone un nano en vuestras vidas, como para andaros con las moneces del resto.
Son mundos paralelos (los de los papis y no papis) que se separan... y que no se encuentran y se comprenden hasta que los no-papis entran en la cofradía de "mi-hijo-es-lo-mejor-que-me-ha-pasado-en-la-vida". True story, basada en casos reales y con un 85 % de mis amigos/as ya papis.
Mientras tanto ambas partes (papis y no papis) nunca se dicen lo que desean estar juntos y compartir cosas de esas que les gustan a los treintañeros...
Bs lindita
Muchas gracias, bonita, por lo de BPF ;)
EliminarSí creo que lo de BFF es algo de adolescente, porque a esas edad no tienes sólo un mejor amigo para siempre; tienes varios. Y si tienes uno, cambia de un año para otro, o de un mes para otro. Pero creo en la existencia del BFF, a nuestra edad y a cualquiera. Y creo porque yo tengo una, súoer lejos casi siempre, pero hemos sabido mantener la "llama" de nuestro amor (porque ella es uno de los amores de mi vida; así el tiempo, su apoyo, nuestras conversaciones y otra vez el tiempo lo ha dejado claro). Y aunque nada es eterno, supongo que algunas cosas pueden llegar a serlo. Eso espero!
Por otro lado, de acuerdo contigo en el desequilibrio papis-nopapis-papis. Incluso en el porcentaje, 85%. Porque chica, no me incluyo. Después de tantos años trabajando desde casa (léase, estando sola todo el día) y desde que soy madre, hablar desde hace un año y medio con una personita que de momento sólo responde "aah, jurr, fff", ni te imaginas las ganas que tengo de tener conversaciones adultas! Y para las ojeras, insisto, iluminador=magia :) El desequilibrio existe, si, y es mejor decirlo en voz alta, y volver a disfrutarnos, si es lo queremos todos.
Un beso grande, linda!
Este artículo me conmueve. Es completamente cierto, la amistad se vuelve más exigente y compleja a medida que maduramos, porque también se vuelven más nítidos los valores en los que basamos una verdadera amistad.
ResponderEliminarPienso que a partir de los 30 comenzamos a entrar en una etapa más profunda a todos los niveles, y viviendo y comprendiendo la amistad, he aprendido que aquello que hermana a dos amigos/as son las certezas. También creo que muchas personas están "destinadas" a conocerse y a compartir durante toda una vida, aunque hayan largos paréntesis de separación. A ese amigo/a-hermano/a se le lleva dentro, se agarra y no le dejas partir, te acompaña cada vez que lo/la recuerdas, y cuando lo/la vuelves a ver, el tiempo no ha pasado, la complicidad reaparece y esa sensación es única, es una certeza.
La distancia me obliga a ser virtual y aquélla complica la realidad, pero la realidad siempre es más fuerte porque la llevas dentro, y se agarra…
Siempre serás BFFF (añado la F de Fefa)
He leído tu comentario en la calle en el móvil, entre toboganes y tíovivos. Y, como siempre, me haces un nudo la garganta y el corazón.
EliminarSiempre serás BFFF (y la F de más, que no falte!! jar!)
:)))
EliminarTodo cambia Carol, todo... y como bien dices, no solo por ser mamas y papas. Solo queda disfrutar los momentos compartidos, algunos en el pasado y que no volverán y otros en el presente, con los de "siempre" o con los que se incorporan a tu vida, aunque la lista de BFF, Best Friend Forever, siempre será corta, muy corta...
ResponderEliminarBesote desde Tenerife ;º)
Muy corta, Pablo, pero lo importante no es que la lista sea larga sino que simplemente haya lista, aunque sólo podamos contar hasta uno en ella. Estoy segura de que estás en la lista de más de uno :)
EliminarUn beso grande, bonito, y gracias por tu comentario aquí. Me hace mucha ilusión.
Desde la perspectiva de los años transcurridos y los distintos caminos que la vida nos pone a nuestro alcance, estoy completamente de acuerdo con Lena (por cierto Lena, besos) en que la distancia no destruye la quimica que existe con determinadas personas y pueden pasar años sin verse que es como si hubiera sido ayer. Es indudable que se necesita al mejor amigo que pueda tener alguien que es el hombro amigo sobre el que llorar, reir, comentar....La vida que nos venden es de tener que estar alerta ante todo y todos, porque la desconfianza se ha instalado en nuestras vidas. Hay que luchar contra esto porque como casi todo en la vida es cosa de dos y por una vez hay que mirar atras y recuperar aquellas relaciones sinceras, limpias y sin trampas.Yo no conservo amistades de mi infancia pero si amigas desde hace treinta años, nos vemos una o dos veces año como si nos hubiesemos visto el dia anterior. Maravilloso.Y procuro seguir haciendo amistades nuevas. Remuas
ResponderEliminarLa perspectiva de los años, es la mejor, porque ya has pasado todas las fases que cuento en este post. Y te quedan por ver otras que ni imaginamos. Así que te encargo un post sobre la amistad después de los 50? Cuánto podría aprender! Remuas
EliminarA ver si doy la talla!Jar...
ResponderEliminarCarol, el tema me parece muy interesante. Ya ves el montón de comentarios que está suscitando. Es algo a lo que yo también he dado vueltas en muchas ocasiones. Ahora estoy en el trabajo y no puedo a extenderme mucho, pero es verdad que es súper difícil alargar la lista de mejores amigas pasados los 30.
ResponderEliminarAy!! Qué pena que no estemos más cerca, porque esta tarde dejábamos a nuestros gordit@s con sus papas y hablábamos largo y tendido sobre ello…
Besos de Pamplona!!
El tema de la amistad papis – no papis, también tiene mucha miga…. Totalmente de acuerdo con el comentario de Laurasebastian. Hay que esforzarse… por ambas partes.
Ay si, podría ser la charla en un salón con pedicura, manicura o alguna cura de por medio? ;) Me encantaría esa tarde imaginaria :)
EliminarMil besos a MiniM y otro grande para ti.
P.D: espero que ese rato juntas llegue pronto.
Desde el otro lado del charco tambien te leo y me ha entrado una lagrimita en el ojo con este tema. ¡Pero que bonito escribes! Intento no pensar mucho en ello pero siento que no solo lo hace mas dificil la edad, la distancia, los horarios, la familia... sino tambien la cultura social que te rodea y la perdida de la "passion" y el "drama" de la juventud.
ResponderEliminarComo en el amor, la amistad se vuelve precavida, es el miedo a tener y perder , la reticencia a salir lastimado o simplemente que al ya no temer estar solos no tenemos poque estar "mal acompañados". Si,estoy de acuerdo, despues de los 30 nos volvemos mas "mellow", toleramos mas, puntuamos y comparamos amigos porque tenemos experiencia para saber lo que queremos. Lo que en realidad (y aunque yo sea culpable de lo mismo)es una tonteria, ya que los BFF no se eligen, suceden.
Saluditos desde Canadalandia :)
Pues si, cuánta razón llevas, la amistad y el amor se vuelven precavidos. Y en cierta manera, es una pena. Si en la amistad puede ser una ventaja, pues así los verdaderos amigos te aportan serenidad y confianza, creo que en el amor es una desventaja. Amor sereno no tiene porqué estar exento de pasión, pues entiendo que si el corazón está sereno es porque el amor que recibe es el que esperaba. Pero amor precavido... suena a que nos perderemos lo mejor.
EliminarQué alegría leer tu comentario, preciosa. Gracias por leer el blog y por tus preciosas palabras. Un beso muyyy grande!!
Encontre tu blog por casualidad (en la revista Magacin)me encanto !!! Pienso que el sentido de amistad cambia asi como nosotros vamos madurando, cambiando y trascendemos. Nuestras necesidades y expectativas son diferentes a los 20 30 y 50.
ResponderEliminarLo que a sido constante en toda mi vida a sido la amistad y apoyo de mis padres. para mi, mi mejor amiga ahora, que ya tengo 50, es mi madre. Y espero poder ser la BFF de mis hijas.
No hay duda. Una de las BBF con la que tengo la suerte de contar es mi madre. El apoyo de una madre es único, la protección, el saber escuchar y el amor inagotable que te hace inagotable. Yo espero como tú poder convertirme en una mejor amiga de mi pequeño Teo cuando sea mayor, porque está claro que ahora mismo él y yo ya lo somos.
EliminarMil besos y mil gracias por visitar el blog y dejar tu comentario :)