23 de julio de 2013

La limpieza nos sienta tan bien


Una vez leí una entrevista en la que le preguntaban a una madre de tres hijos que, además, trabajaba desde casa:

- ¿Cuándo te sientes realmente bien?

Y ella contestaba: 

- Cuando mi casa está ordenada y limpia, y la piel de mi cara exfoliada. 

Entonces me reí muchísimo, tanto por una respuesta inesperada como por la valentía en reconocer semejante verdad!

El miércoles volví de Madrid y, aunque encontré nuestra casa recogida, barrida y ni un vaso en el fregadero, creo que es sabido que, por muy colaborador que sea el hombre del castillo, ni el nivel apto de limpieza ni lo que consideramos necesario para que una casa esté "bien" es igual para hombres que para mujeres. Maniáticas y maniáticos aparte, ésta es una verdad de las buenas.

Juan, ya sabes que pienso que ni caminando hasta el último rincón del planeta me toparía con un hombre más hacendoso que tú, pero déjame contar que este domingo pasado, tras quitar con gusto hasta el polvo que había en las molduras de los marcos de las puertas (¿?), me acordé de esa gran frase. Entonces, miré alrededor comprobando con gusto que todo estaba limpio y ordenado. Sonreí. Y me fui a lavar la cara.



P.D: Ni en sueños pensaba que llegaría el día en que yo fuera así con estas cosas. Jorror, jorror, ¿qué está por llegar?

P.P.D: Aunque siempre he soñado con tener al menos uno de los poderes de Mary Poppins.

(Fotos aquí y aquí. Y la de Tina, aquí)

12 comentarios:

  1. ¡hehe! ¡Cuánta razón! Después de un palizón de limpiar nada mejor que una buena ducha y relajarse mirando lo genial que está todo ,)

    Un beso,

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    1. Y embarazada ni te cuento! El síndrome del nido o como se llame, locas total! En la recta final, que esté todo bonito y limpito para cuando llegue el pollito :-)

      Un beso!

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  2. Lo mío con el nido no es un síndrome, es una patología declarada. Embarazada o no. Así que ahora que dependo de los demás para tener la casa limpia y en orden (porque hay una que no me deja sola ni un momento), sólo tengo dos opciones: hacerlo todo con la mano libre que me queda, o claudicar y dejar que F. haga lo que buenamente pueda (nunca suficiente para mi gusto, aunque me resigno). Así por lo menos utilizo la mano para lavarme la cara!!!!

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    1. jaja, me imagino tu plan, refunfuñando porque no lo puedes hacer y también porque no lo puedes mejorar, jaja. Estamos locas las mujeres.
      No soy de dar consejos, pero te voy a dar uno porque creo que es el mejor: cómprate un fular y ponte a la nena en él mientras estás en casa. Para ella es súper positivo, oyendo tu corazón y calentita es como si prolongaras su estancia en tu barriga lo que se traduce en fortaleza inmunológica y seguridad en sí misma. Y tú, recuperas la otra mano!!! Para mi fue un antes y un después, en serio! No me lo creía. Te dejo este enlace, por si lo quieres comprar por internet y que te lo traigan a la puerta de casa http://www.hoppediz.de/en/gewebte-tragetuecher.html

      Un beso enorme, preciosa, y millones de gracias por encontrar el momento de visitarme!

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    2. Gracias!! Tengo uno!! La verdad es que desde que lo uso he recuperado un poco de libertad, puedo hacer muchas más cosas y ella se pega unas siestorras... Me falta coger un poco de práctica para ponérmelo deprisa!!! Yo creo que cuando consiga no tener que pensármelo mucho para ponérmelo, empezaré a sacarle todo el provecho.

      Yo también lo aconsejaré a otras mamás ;)

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    3. :-)

      Eso es cuestión de práctica. Mientras dormía las siestas, yo practicaba con un cojincito, así cogí soltura. Je.

      Besos!

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  3. yo soy un desastre, mi cara y mi casa tb XD

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    1. Jajaja! A mi me salió esto con la llegada del bajito :<

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  4. tienes más razón que un santo, y aquella madre también.

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    1. Si, si, cuánta razón llevaba! Qué gustazo verlo todo en su sitio y limpio. Estamos mediomajaretas, hay que reconocerlo. Jeje.

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  5. Yo soy como Remorada, un desastre de casa y de cara :D

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    1. Ya será menos. Habría que verlo pero, repito, a mi esto me llegó con la maternidad. Y con "esto" me refiero a 1. tener la necesidad de que algo estuviera controlado, 2. ver la casa medio en condiciones alguna vez y 3. descubrir que, aunque creía que no podía ocurrir bajo ningún concepto, un cierto grado de marujismo... llega.

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