Con
la mudanza, nuestro arbolito, el que nos ha acompañado las navidades de los últimos años, ha quedado un poco perjudicado. Creemos que toca renovar, aunque el antiguo tendrá su sitio especial igualmente (es muy pequeño, así que a quién le importa si ponemos dos).
Mientras
mi hermano y yo fuimos pequeños, era costumbre que un sábado nos juntábamos los cuatro para ir al mercado en busca de nuestro árbol natural. Aún recuerdo con mucho cariño aquellos instantes de olor a abeto junto a la florista a la que todos conocían como "la rubia" con ojos tan azules como el cielo de verano y rodeados de surcos, asentados allí hacía mucho -seguro- por tanto trabajo y una buena pizca de
mala milk, todo hay que decirlo. Solíamos comprar un árbol alto que, una vez en casa, adornado hasta la copa, casi tocaba el techo. Me encantaba.
Un año, mis padres decidieron comprar uno de plástico, igual de alto y frondoso, pero de plástico. Nunca supe si no querían participar más de la tala de árboles para este uso o les molestaban las hojas que caían constantemente sobre la alfombra durante todo el mes de diciembre.
Desde entonces y hasta hoy ya con mi pequeña familia, el acto de poner el árbol lo encuentro agridulce: adoro sacarlo de la caja, hacerlo parecer más voluptuoso de lo que es en realidad, colgar los adornos juntos, encender las luces (oooh, qué momento)… Pero, lo admito, llevo décadas echando en falta el olor a abeto o a pino, tocar la tierra mojada cuando un adorno cae en la maceta, barrer las pequeñas hojitas. No quiero contribuir a la tala de árboles y me deprime ver los "cadáveres" amontonados en esas minijaulas que construyen para depositarlos una vez acaban las fiestas pero, en esta época del año, suelo soñar despierta con tener un jardín única y exclusivamente para plantar un pequeño abeto, pino o limonero y poder decorarlo con mi familia mientras escuchamos música y nos tomamos un te bien caliente al aire libre, siendo conscientes de que este árbol es y será parte de nuestra familia año tras año.
Hello, bello diciembre. Bienvenido.