Ya estamos en Junio pero, por lo que he podido ver hasta ahora -incluso viviendo en una de las islas con fortuna- el verano no está por la labor de llegar. Al menos, no mañana.
Pero echándome un tarro de positivismo por encima pienso que suele ser la tónica que antes de que el verano llegue para quedarse, el tiempo se divierte volviéndonos locos y el fresquete (como dicen al frío en estas tierras) nos lanza un último bombazo para que no nos olvidemos de él con tanta facilidad.
Ese positivismo me hizo mirar en el altillo en busca de mis sandalias. Vivir frente al mar tiene muchas ventajas pero también algunos inconvenientes. Por ejemplo, hay tanta humedad que en casa, en vez de perro o gato, nosotros tenemos pulpos como mascotas! Vale, no literalmente pero a veces de verdad pienso que cualquier día me los encontraré ahí colgando de las paredes. Por eso, por la humedad, mis sugerentes sandalias de piel no me parecieron tan sugerentes después de unos meses guardadas en un espacio cerrado a dos metros del mar. Más bien parecía como si hubiesen saltado de la caja en algún momento y se hubieran pasado tres semanas en alguna rave salvaje o de festival en festival.
Esa misma noche me puse a curiosear sandalias online y encontré -oh, oh, oh!!- éstas. No conocía esta marca (igual soy la última), Free People, y quería compartirla aquí porque hay muchas otras sandalias preciosas y zapatos geniales como éstas y éstos. Me han robado el corazón veraniego.
P.D: ¿Y qué me decías de estos calcetines y estas zapatillas de ballet (que son pantuflas de casa)?
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