Aquí donde vivo, cada Septiembre las mareas se vuelven bravas, llenas y espumosas. Las olas son tan altas que a veces atraviesan toda la superficie de las piscinas naturales y llegan hasta los muros donde los bañistas nos solemos recostar en busca de rayos del sol. Es impresionante, un espectáculo que merece la pena ser visto.
Por las mañanas, tras dejar a Teo en la guardería, en mi paseo de vuelta me gusta pasar junto a las piscinas naturales y mojarme los pies unos minutos, caminar por el borde, oler el mar. Hoy, que fuimos Juan y yo a acompañarlo, a la vuelta nos acercamos al faro porque las olas rompían salvajes y su fuerza nos atrajo hasta el bordillo, donde el faro deja de ser faro y el mar toma su territorio.
Sí, me mojé.
Grabé unos cuantos vídeos. Precioso. Qué regalos nos hace la naturaleza!
Que tengáis un gran fin de semana. Hasta el lunes.
Preciosas esas fotos,a mi tampoco deja de asombrarme la fuerza del mar que nos da estos espectaculos tan chulos!
ResponderEliminarSi, hace sentir chiquita chiquita. Un beso!!
EliminarPrecioso!!
ResponderEliminarQue envidia poder disfritar así de la naturaleza todos los días
Bso,
Es un privilegio, la verdad es que sí. Aún me cuesta creérmelo. Un beso grande, bonita!
EliminarPues yo me meto en el lunes conmucha fuerza después de ver estas imágenes.
ResponderEliminarNo solo es una suerte vivir allí donde vives, sino buscar el tiempo para disfrutarlo (y si es en buena compañía...mejor)
Gracias por compartir estos pedacitos de cielo y acercarme el paraíso a casa.
MUAK
No sabes cuánto me gusta que lo veas así. Pero te digo un secreto que aprendí de un sabio hace tiempo: el paraíso está dentro de uno y lo llevas contigo a donde quieras.
EliminarUn beso, querida Eva.